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Le Normand ya es historia en la Real. El bretón comunicó al club su deseo de salir y a partir de ese momento sólo quedaba ... resolver la papeleta de la mejor manera posible, o lo que es lo mismo, venderlo al mejor postor, que es lo que ha hecho. Porque como suele decir Olabe, cuando un jugador piensa en marcharse, ya se ha ido.
Desde el punto deportivo, a corto plazo representa una pérdida importante por su capacidad para ganar duelos, fortaleza en el juego aéreo, agresividad y carácter. La Real competitiva de los últimos años ha llegado desde su rigor defensivo más que desde el virtuosismo con el balón y ahora se marcha una pieza fundamental en ese tipo de juego que ha convertido al blanquiazul en un conjunto que ha coleccionado porterías a cero como nunca.
Diez años después de la salida de Griezmann al Atlético, otro francés sigue el mismo camino, aunque ahora hay una gran diferencia respecto a entonces: la Real es un club con unos cimientos más sólidos que acusa menos sus bajas. Hace dos veranos se fue Isak, su gran figura en la delantera por el que ahora ofrecen más de 100 millones de euros, y entró en Champions. El año pasado perdió a David Silva y a Sorloth, los dos grandes referentes ofensivos, y fue primero en su grupo de Champions, repitió presencia en Europa por quinto año consecutivo y se quedó a un penalti de jugar la final de la Copa del Rey. Ahora la historia no tiene por qué ser diferente cuando tiene mimbres para no perder potencial colectivo e incluso seguir creciendo.
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Jon Pacheco está preparado para tomar el testigo y dar un paso adelante. Con unas características distintas, menos ganador de duelos pero con mejor salida de balón, ha madurado en las dos últimas temporadas y es mejor central de lo que lo era Le Normand entonces. Hay que recordar que éste subió al primer equipo con 23 años y que el navarro, con esa edad, ya lleva tres temporadas a las órdenes de Imanol con 74 partidos disputados, entre ellos la histórica victoria en Old Trafford de hace dos años.
Partiendo de la base de que tanto Aperribay como Olabe e Imanol habrían preferido quedarse con él, el desenlace de la operación ha vuelto a poner de manifiesto la habilidad negociadora del club. El Atlético, después de una primera oferta de 23 millones y otra de 30+5 en variables a principios de junio, tendrá que desembolsar finalmente cerca de cuarenta por un central de 28 años. La parte fija se ha ido a los 34,5 millones y los cinco por objetivos no son difíciles de conseguir. Por ejemplo, con que los de Simeone jueguen los cuartos de la Champions ya serían más de un millón de euros adicionales.
El fichaje de Le Normand es el segundo más caro por un central en la historia de la Liga por detrás de los 50 millones que pagó el Barcelona hace dos temporadas por Jules Koundé, con la diferencia que el internacional francés tenía 23 años. Es verdad que el blindaje era de 60 millones pero ¿qué más podía hacer la Real si el jugador le había dicho que quería irse?
Remitirse a la cláusula carecía de sentido cuando le quedaban dos años de contrato y no iba a renovar. Mantener a un jugador a disgusto rara vez suele dar buen resultado. Ahí está el caso de Willian José, que no fue el mismo desde que se quiso marchar al Tottenham de Mourinho en enero de 2020 y la Real no le dejó. En aquella ocasión estaba justificado porque la oferta era irrisoria y los números no cuadraban. Además de que se quedaba solo con Isak en la delantera, que acababa de llegar unos meses antes. Pero ahora no había un argumento sólido al que agarrarse para cerrarle la puerta y si presumimos de que este club no es una jaula de oro como otros, hay que obrar en consecuencia.
¿Que se va al Atlético? No es el destino preferido para los realzales, desde luego, y menos para los que estuvimos presente aquel 8 de diciembre de 1998 en el Calderón. Pero es el club que más dinero ha ofrecido y punto. A mí, más que vestir de rojiblanco, lo que más me dolerá será verle enfrentarse a la Real porque le considero uno de los nuestros. Desde que llegó a Zubieta hace ocho años ha defendido la camiseta con orgullo, honradez y profesionalidad y ha sido clave en la consecución de algunos de los hitos más importantes en décadas, como la Copa en 2021 o la brillante participación en la Champions del curso pasado.
A mí también me habría gustado que continuase, pero se hace difícil reprocharle que quiera crecer profesionalmente cuando seguramente ese mismo motivo fue el que le trajo a Donostia en 2016. La Real debe continuar su camino, construyendo un club lo más atractivo posible para que sus grandes referentes no quieran marcharse y si lo hacen, sea a cambio de importantes sumas de dinero que contribuyan a apuntalar el proyecto. Hoy, cuando alguien quiere a un txuri-urdin sabe que tiene que rascarse el bolsillo. Es el resultado de no tener que vender jugadores para cuadrar las cuentas. Aunque cuando quieran irse, no haya otro remedio.
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