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La afición de la Real Sociedad está deseando que la remodelación del estadio de Anoeta llegue a su fin para disfrutar de un campo de fútbol moderno, acorde a las necesidades el siglo XXI. Cuando las obras finalicen no sólo los seguidores del club realista notarán los cambios, sino que los futbolistas también verán las cosas de otra manera.
Una de las diferencias respecto al antiguo Anoeta reside en la manera en la que los hombres de Asier Garitano se incorporarán al césped. Antes, los futbolistas estaban debajo de la altura del césped y debían acceder al campo subiendo unas escaleras. Parecía como si estuvieran algo más desconectados de la realidad, del ambiente que se gestaba dentro del campo, especialmente en las noches importantes.
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Pero el día que la Real Sociedad se enfrente al Barcelona, el 15 o 16 de septiembre, los jugadores comprobarán cómo se hallan a ras de césped. Sin apenas desnivel. Sólo hay ocho escaleras. La acústica para ellos será también más acusada, más notoria, y también podrán ver el graderío de la tribuna este. Digamos que en el túnel de vestuarios lo van a tener más complicado para abstraerse del ambiente exterior, habilidad que los deportistas profesionales suelen tener para mantener la concentración. Pero desde ahí será más fácil escuchar cómo ruge Anoeta. Porque la afición de la Real, como siempre, como suele hacer en la salud en y en la enfermedad, en la victoria y en la derrota, se dejará la piel. Se dejará la voz.
Los jugadores también podrán contemplar la malla espacial, una de las seis partes que conforman la estructura de la cubierta de la grada Aitor Zabaleta. A ello se le denomina malla espacial, será de color blanco, y es idéntica a las que ya se encuentran ubicadas en las tribunas este y oeste.
Otra de las novedades de la remodelación estriba en la rebaja de la cota del terreno de juego y la ampliación, rectificación y aproximación de las tribunas laterales bajas hasta el césped. Así, se han extraído toneladas y toneladas de tierra hasta una profundidad media de 2,3 metros que, tras los trabajos de canalizaciones que se han hecho bajo tierra, acabará siendo de 1,5 metros menos respecto a la actual cota.
Aunque inapreciable para el ojo del espectador, el futuro terreno de juego estará 1,50 metros más bajo que el actual en el centro del campo y dos metros en las esquinas, con diferentes pendientes, como ocurre en prácticamente todos los campos de fútbol de Primera, para evacuar el agua que caiga sobre el césped.
Reforma de Anoeta
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