San Sebastián

Récord de gente y consumo en una feria de Santo Tomás multitudinaria

San Sebastián logró un Santo Tomás «de récord» tanto en consumo como en visitantes, con más de 75.000 personas transitando por los diferentes espacios de la feria y ningún incidente reseñable desde las 12.00 hasta las 20.00 horas, según el balance realizado este domingo por el ayuntamiento.

El Consistorio donostiarra ha asegurado que «quizá porque su celebración ha sido en sábado, quizá porque el buen tiempo ha acompañado hasta media tarde, no ha defraudado». A su juicio, un dato «significativo» es que la afluencia a la feria ha superado los índices registrados en anteriores ediciones es el hecho de que la organización se ha quedado «sin un solo vaso reutilizable

El guirigay de la plaza de la Constitución terminó por despertar de su sopor a la cerda Kaxilda, la reina de la feria, que permanecía desde primera hora de la mañana postrada bajo sus 400 kilos de peso. Ya había pasado el mediodía cuando la circulación por las calles de la Parte Vieja, de la plaza de Gipuzkoa y por zonas como la plaza Okendo empezó a ser problemática. Para entonces ya se había pasado el susto que generó una chispa en la cocina del Bar Antonio Boulevard. Acudieron al lugar los bomberos –y tres concejales– y se cerró provisionalmente el por las calles Mayor y Enbeltran, una medida que se levantó al poco tiempo cuando se confirmó que el incidente no fue a más. Los trabajadores de la cocina fueron evacuados, pero el bar no llegó a cerrar en ningún momento.

La plaza de Okendo fue desde primeras horas de la mañana el centro de atención de las familias. No todos los días se puede ver un búfalo, una alpaca o una oveja del Camerún. El espacio de la plaza se quedó pequeño enseguida y a la hora del aperitivo sus jardines eran el lugar perfecto para que hacer picnic en torno a una botella de sidra. Los turistas alojados en el María Cristina tuvieron ayer un despertar 'diferente', con el humo y los aromas procedentes del asado de la carne Eusko Label del puesto pegado a la fachada del hotel.

Mientras en la plaza de Gipuzkoa se preparaba el concurso de elaboradores de txistorra, en la calle Elkano se desarrollaba el concurso gastronómico de txistorra. Y es que el producto rey de la feria de Santo Tomás da juego para su combinación y elaboración de mil maneras. Aunque lo cierto es que las preferencias de quienes acuden al centro de Donostia cada 21 de diciembre se decantan cada vez más por el talo frente al bocadillo.

Este sábado había 17 puestos de talos en los diferentes ubicaciones de la feria. Desde la calle Easo a la Bretxa, de Okendo a la plaza de Gipuzkoa, no había lugar donde no hubiera una carpa con 'talogiles' amasando la masa de maíz tostándola ligeramente en una plancha para después rellenarla al gusto de cada cual: txistorra, claro, pero también queso, beicon, chocolate... Las colas que se formaron en los puestos de talos a partir de las 13 horas superaban en algunos casos los 150 metros. Una persona por familia se sacrificaba por todos y compraba cinco, seis o siete talos, tras permanecer una hora o más en la fila en espera del preciado manjar. Las filas de gente esperando al talo dificultaron aun más la circulación por los diferentes escenarios, sobre todo en la plaza de Gipuzkoa –donde las diferentes colas interseccionaban en perpendicular y bloqueaban el paso– y la plaza de la Constitución, donde la fila de clientes en Marrakuku Taloak llegaba hasta los puestos del concurso de frutas y verduras.

Si a todo ello añadimos la entrada creciente de personas conforme avanzaba la jornada es fácil comprender la situación de saturación vivida a partir de las 13.30 horas. Fue una jornada quizás no de récord de personas, pero sí de consumo. La directora de Festak, Mariaje Torres, explicó que «por primera vez nos hemos quedado sin vasos. Repartimos los 45.000. Y los puestos nos han dicho que se han quedado sin existencias».

Nadie se quería perder Santo Tomas. Tampoco los musulmanes. La vasca Sara llevaba el velo musulmán debajo de su vestido de baserritarra y se hacía fotos orgullosa con su marido, el marroquí Ayoub, y su pequeño, Uweys. La familia, residente en Altza, encontraba atractivos en la feria al margen de los derivados del cerdo, prohibidos por su religión.

Mucho nivel este año en el concurso de espantapájaros. Los muñecos, expuestos en la plaza de Zuloaga, suscitaron gran curiosidad entre el público que valoró la gran imaginación de los escolares, que lograron hacer auténticas virguerías con relojes usados, botellas de agua o latas de refrescos.

Otra nota a destacar es la cada vez mayor utilización de la indumentaria de baserritarra para acudir a la feria, algo que destacaron los del jurado del concurso de trajes tradicionales, los de Gero Axular Dantza Taldea. «A los 18 ó 20 años solo piensas en la fiesta, pero antes de cumplir los 30 ya te vistes mejor», explicaron. A mejorar, claramente, la ambientación de los puestos, con exceso de plástico y carentes del mínimo gusto, un panorama del que habría que salvar a La Asunción Ikastetxea que, sin esmerarse tampoco en la decoración gracias a una cerda hinchable a tamaño humano puso, al menos, la sonrisa en la cara a quienes esperaban su bocata de txistorra.