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San Sebastián está inmersa en una década clave en materia de movilidad. El centro de la ciudad parece actualmente un escenario de guerra, secuelas de ... las obras del soterramiento del Topo, pasante ferroviaria, y de otras mejoras/cambios, como el asfaltado de la avenida de Tolosa, el desarrollo de San Bartolomé, calle Easo... Tras años donde los cambios en Movilidad se escondían en el cajón de la mesa del concejal de turno, ha llegado el momento de acometer la revolución en esta materia y de repensar la ciudad. Confío que la pereza por afrontar la problemática pase a un lado y el equipo de Gobierno sea consciente de lo que se está jugando la ciudad.
El metro provocará un cambio radical a la hora de plantear las estrategias del transporte en la capital guipuzcoana. El alcalde, Eneko Goia, lo planteaba este jueves en el debate del estado de la ciudad. Es evidente que los cambios del tráfico en calles claves deberán esperar hasta ese 2022 cuando acabe el soterramiento. Ya saben que en «tiempo de crisis, mejor no hacer mudanzas». Pues eso. Será mejor tener el mapa definitivo antes de modificar sentidos de direcciones (calle Easo y calle Urbieta, por ejemplo) como se ha venido demandando en los últimos años. Ese nuevo escenario también obligará a repensar las entradas a la ciudad. La del paseo Bizkaia/Árbol de Gernika/Fueros está al límite. La estación de autobuses no ha ayudado a su oxigenación por lo que el análisis también debería pasar por ahí. La patata caliente llega siempre cuando debatimos de la entrada por Carlos I y esa variante tan criticada. El remiendo que se realizó hace unos años ha sujetado la protesta vecinal pero no parece que sea la solución para la siguiente década. La configuración de la ciudad nunca ha ayudado a tener unas entradas fáciles. Y evidentemente las soluciones no son sencillas hoy por hoy. La ciudadanía exige respuestas y no aparcarlas por motivos electoralistas.
La futura entrada del TAV también será vital en esa «revolución de los Transportes» de San Sebastián. La conexión con el Topo/Metro permitirá que la ciudad sea más para el peatón y menos para el coche privado, con esas apuestas por peatonalizaciones y vías ciclistas. Todo indica que el autobús perderá protagonismo aunque mantendrá su carácter vertebral a la hora de los desplazamientos interbarrios.
La teoría todo lo aguanta y esos discursos en movilidad y transportes solo pueden recibir el aplauso inicial. Sin embargo, nadie debería convertirse en un gurú desaforado -que ya los ha hubo- en contra del coche particular en kilómetros a la redonda de un centro de la ciudad con evidentes imanes en forma de parkings públicos. A las dos cosas no se puede jugar. ¿O sí? Eso es lo que nos tienen que explicar los responsables de la geografía urbana.
La ciudad avanza, prospera, también con esta revolución aunque algunos sigan con las anteojeras del discurso de obra faraónica y obra para los señoritos del Centro. Enorme equivocación. El soterramiento del Metro beneficiará más a determinados barrios que al Centro, que paradójicamente está soportando las molestias, enormes por cierto.
Ahora estamos en el momento de la trinchera, del socavón, del cierre de calles... la postal de la movilidad está pasando del sepia al color. Las obras irán avanzando y es exigible que lo hagan de forma paralela a las soluciones y no dilatar la puesta en marcha del nuevo modelo en movilidad .
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