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El 7% de la plantilla de Osakidetza se encuentra de baja a causa del Covid. Aunque la pandemia del coronavirus parece ser algo que tratamos ... de aparcar en nuestro día a día y avanzar hacia la normalidad después de dos años y medio, -las medidas preventivas ya son prácticamente simbólicas-, la consejera de Salud, Gotzone Sagardui, ha explicado este viernes que «la pandemia no ha terminado» y que solo esta última semana «el personal sanitario que debe mantener las cuarentenas previstas en caso de contagio por covid se acerca a 2.000 personas».
Es decir, 2.000 profesionales de los 30.000 que componen la plantilla de la sanidad pública vasca están de baja por Covid, lo que, de manera inevitable, afecta al funcionamiento diario de Osakidetza. En total, señala la consejera, la cifra de bajas en el personal la última semana por distintos motivos supera las 4.000, y la mitad de ellas tiene como causa el Covid-19. «La pandemia no ha terminado, señora Ubera», le respondía con preocupación Sagardui durante el pleno de control de este viernes a la parlamentaria de EH Bildu, Rebeka Ubera, quien ha preguntado a la consejera sobre los retrasos en la Atención Primaria y las listas de espera en los hospitales para consultas y operaciones.
«Todavía no hemos llegado a la normalidad, pero estamos reduciendo las listas de espera y la accesibilidad y capacidad de respuesta de la atención primaria», ha explicado la consejera de Salud. Sagardui ha esgrimido tres razones por las que sigue siendo complicado reducir las listas de espera. En primer lugar, «la disposición de la plantilla, que no está al 100% por causa del Covid y por falta de sustituciones». La segunda, los periodos de descanso y vacaciones de los profesionales. Y, en tercer lugar, los aspectos organizativos en la gestión eficaz y eficiente de los recursos.
En este último punto, la consejera de Salud ha citado el 'Plan de Optimización de las Listas de Espera', un programa de acciones que están poniendo en funcionamiento «para acometer el exceso de pacientes en lista de espera que se han ido acumulando desde que comenzó la pandemia». Y es que desde que el coronavirus pusiera patas arriba todo el sistema sanitario, el número de personas que esperan para procedimientos no urgentes y programados en Osakidetza se ha incrementado un 27%, hasta alcanzar la cifra de 23.831 pacientes.
«Centraremos la atención sobre todo en aquellos que tienen más de 180 días de espera, 90 para cirugía cardiaca y 30 para cirugía oncológica», ha apuntado Sagardui. Mensualmente las organizaciones valorarán y priorizarán individualmente cada caso, se revisarán los criterios de entrada en las listas de espera y se analizarán los motivos de derivación a consultas externas, la adecuación de la petición de las pruebas complementarias y la revisión de la programación de la actividad quirúrgica.
En lo que se refiere a la atención primaria y la situación de los centros de salud, Sagardui ha explicado que tras el verano «las demoras se van reduciendo». La consejera ha sostenido que «la capacidad de respuesta ante una llamada al servicio para la realización de cualquier trámite o para solicitar una cita está en el 82%, mejor incluso que antes de la pandemia», y ha añadido que la demora para una cita presencial está de media por debajo de los dos días.
Como ya comprobó DV en un reportaje reciente, no todos los centros de salud de Gipuzkoa registran una demora similar en las citas presenciales, extremo que la propia consejera ha corroborado al justificar que «no todas las organizaciones son iguales ni en tamaño ni tienen la misma facilidad para cubrir vacantes; y no todas tienen el mismo tipo de población».
La parlamentaria de EH Bildu, Rebeka Ubera, ha denunciado que la situación «es dramática», que «los profesionales están mal y no ven el final del túnel» y que deje de utilizar la pandemia como comodín para justificar la situación de la sanidad pública. Ubera ha argumentado que «cada vez es más difícil lograr una consulta en el centro de salud» y se ha quejado de que los médicos «deben diagnosticar si tienes un catarro, un cáncer o una depresión».
La consejera ha salido rápido al paso de estas declaraciones apelando a la profesionalidad de los médicos de atención primaria, le ha pedido a Ubera que «no frivolice» con el tema de la pandemia y no diga que «los profesionales juegan a la lotería» con el diagnóstico de los pacientes.
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