Un camarero encierra a 17 jóvenes y huye de un bar de Leioa al llegar la Policía para cerrar el local

Un camarero de un bar situado junto al campus de la UPV de Leioa encerró en la madrugada de ayer a 17 jóvenes en el local y salió huyendo de allí cuando aparecieron dos patrullas de la Policía municipal para cerrar el establecimiento hostelero. Sucedió pasada la una y media de la madrugada en el restaurante Baserri, un negocio conocido por prácticamente todas las personas que han estudiado en la campus de Leioa. Marcelo, el arrendatario del Baserri desde hace poco más de un año, fue alertado por los agentes para que fuese a abrir la puerta del bar con el fin de que pudiesen salir los chavales, según explica él mismo. Después le advirtieron de que iba a ser sancionado por incumplir las medidas sanitarias decretadas por el Gobierno vasco para hacer frente al Covid-19.

Es probable que la multa ascienda a 600 euros -aunque podría ascender a mucho más- por incumplir las nuevas directrices, que establecen el cierre de los establecimientos hosteleros a la una de la madrugada y que prohiben el a nuevos clientes y el servicio de consumiciones a partir de las 12 de la noche. Ninguno de los jóvenes que estaba en el bar fue multado.

Los problemas comenzaron poco antes de la madrugada, la hora límite para poder servir consumiciones. Según explica el responsable del Baserri, el camarero advirtió a los clientes de las normas y los chicos pidieron un par de bebidas por cabeza. Una vez servidos, los jóvenes se quedaron en el interior del local y el camarero se sentó en la terraza «a ver la tele» a la espera de cerrar el bar. Hora y media después apareció la Policía. El camarero se puso «nervioso», cerró con llave la puerta y salió huyendo de allí. Los agentes empezaron a aporrear la puerta. Llamaron al arrendatario y él hizo lo propio con el camarero. Le preguntó por qué había salido corriendo. Le dijo, según apunta el hostelero, que lo hizo porque no tiene dinero para hacer frente a una posible multa.

Según dice Marcelo, tiene grabaciones internas del local que demuestran que se dejaron de servir consumiciones antes de las doce de la noche. Insiste en que su local no tiene incidentes anterior y confía en que eso sirva para que la multa no sea «muy abultada». De hecho, subraya que el comportamiento de los policías en todo este incidente ha sido «muy bueno». Pero no tiene tan buenas palabras para el camarero. «Ya no me coge el teléfono», asegura.