Hay cifras que son música celestial para algunos oídos y las de las reservas de agua lo son para todos los que abrimos el grifo a diario y sobre todo para agricultores y empresarios que necesitan de este preciado recurso para sacar sus actividades adelante, sobre todo ahora a las puertas del verano. Esas cifras han arrojado esta semana los mejores datos en diez años. 43.234 hectómetros cúbicos, que es la cantidad que almacenan los más de 350 embalses que tenemos en España, el equivalente al 77% de su capacidad (hace un año estaban al 66%), el récord desde mayo de 2015.
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Desde el pasado 25 de febrero, el nivel de los pantanos no ha dejado de subir semana a semana gracias a unas lluvias inusualmente abundantes. En estos 80 días las reservas han ganado 10.700 hectómetros cúbicos, un volumen que, como recuerda el catedrático y experto en climatología, Jorge Olcina, es suficiente para garantizar todo el agua que se consume en España en los meses de verano, incluyendo la que precisa el campo y el turismo. «En el centro peninsular y en Andalucía hay agua para dos años y para uno en el litoral mediterráneo. Incluso la Cuenca del Segura con su natural escasez (está al 30%, la peor de todas) tiene recursos para garantizar los abastecimientos urbanos y agrarios hasta finales de 2025», precisa el experto.
Marc Álvarez es una de las personas más felices con este sorprendente giro de guion meteorológico, sobre todo él que ha visto prácticamente vacío el pantano de Sau, su 'lugar de trabajo'. En marzo de 2024 este embalse barcelonés estaba al 1% con su iglesia de Sant Romà, que había emergido por la sequía, convertida en el emblema de la escasez hídrica que azotaba Cataluña y el sur de España.
Hoy está al 76% y el agua vuelve a cubrir prácticamente la totalidad de la iglesia y se han reanudado las actividades de ocio, entre ellas las que oferta la empresa de Marc, Aquaterra, con travesías en kayaks y piraguas. «Estamos muy contentos. Desde 2022 no podíamos funcionar con regularidad porque apenas había agua. Hemos trabajado muy precariamente, pero el repunte de las reservas nos ha permitido planificar la temporada completa. Este domingo tenemos una salida con 25 personas, algo impensable el año pasado».
En la otra punta de España, a casi mil kilómetros de allí, en Montijo (Badajoz), el agricultor y ganadero Fernando Huertas destila el mismo optimismo que el catalán. En Extremadura los embalses alcanzan el 81% (casi como los del norte) y en concreto los de Badajoz rozan el 71%, el doble que en marzo de 2024.
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En aquel año, los agricultores extremeños sólo pudieron sembrar unas 4.000 hectáreas de arroz, cuando lo habitual es superar las 20.000. «Teníamos problemas de riego en Extremadura, y también en Andalucía, Cataluña, Murcia y Castilla-La Mancha, pero este año esos problemas han desaparecido. Vamos a tener una campaña normal y sin restricciones, y esto es muy importante porque nos da estabilidad», afirma Huertas, que es también secretario federal de agricultura de UPA (Unión de Pequeños Agricultores), una de las tres principales organizaciones agrarias del país.
«2025 está siendo excepcional y con lo que ha llovido en Extremadura se abre un horizonte de tranquilidad para los ganaderos y los agricultores, para los regantes en general, que van a poder hacer una planificación en sus explotaciones a dos años vista. Es verdad que desgraciadamente hemos tenido en los últimos días pedriscos y tormentas que han causado daños importantes en muchos cultivos del país, pero con esta base en los embalses, tendremos agua garantizada para el riego con cosechas normales, lo que favorece a las pequeñas y medianas explotaciones familiares, que son las que más sufren cuando falta agua».
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También el sector eléctrico se ve beneficiado de la situación. Tener los embalses tan llenos significa contar con más agua «turbinable», es decir potencialmente generadora de electricidad (la hidráulica representa en torno al 14% de toda la electricidad generada en nuestro país). «Un embalse lleno es energía disponible. El agua no deja de ser una batería. Si un embalse tiene más agua, la pila es más grande», apuntan gráficamente fuentes del sector. Y tener ese reserva es una buena noticia incluso ante posibles apagones. «Todos esos hectómetros cúbicos en los embalses son gigabaterías a disposición del sistema eléctrico para cuando el país lo necesite», apostillan.
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