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A Quien corresponda

«MI hijo se queda sin excursión de fin de curso»

Viernes, 23 de mayo 2025, 09:40

L.I, reflexiona sobre el trato que están recibiendo los niños y adolescentes del País Vasco. «Soy madre de 2 niños escolarizados en el colegio público Amara Berri Ferrerías, en el que yo misma estudié y del que guardo unos recuerdos maravillosos, especialmente debido a la vocación y la calidad humana de los profesores con los que tuve la suerte de aprender, no sólo sobre diferentes materias, sino sobre la vida en sí misma.

Soy una firme defensora de lo público: de la enseñanza, la sanidad y de otros servicios que esta sociedad del bienestar nos brinda. Aunque quizás, las circunstancias actuales hacen que ya no esté tan segura de mis convicciones.

En los últimos años, he observado un deterioro en la calidad de la educación que reciben mis hijos, no hablo en cuanto a conceptos, sino en cuanto al compromiso del sistema educativo público hacia ellos. Este curso ha sido particularmente duro debido a las continuas huelgas que han afectado a la enseñanza pública. Nos enfrentamos a una semana entera sin clases de nuevo y con unos servicios mínimos que, en ocasiones, han dejado bastante que desear y esto está teniendo graves consecuencias en la formación de nuestros hijos. Para muestra un botón: en el centro de mis hijos, se les ha notificado a los alumnos de primero de primaria que este año no habrá excursión de fin de curso ya que coincide con la semana de huelga, que ya irán el año que viene. Mi hijo de 6 años ayer lloraba contándonos durante la cena.

La enorme decepción que siento como madre viene dada, en primer lugar, porque no hemos sido informados de la cancelación de la excursión y en segundo lugar porque se supone que hoy van a reunirse los sindicatos y hezkuntza para intentar llegar a un acuerdo. Sinceramente, pocas ganas de negociar veo yo, cuando los profesores han cancelado una actividad prevista para la semana que viene sin esperar a esta reunión.

Esto es sólo un ejemplo de lo que está pasando en los colegios públicos: al igual que mi hijo se queda sin la excursión de fin de curso ( que no es una salida sin más, sino que promueve la independencia y la autonomía, ya que para muchos sería la primera vez que dormirían fuera de casa acompañados de amigos y sin padres) habrá otros niños y o adolescentes que perderán prácticas importantes, experiencias en laboratorio, charlas, presentaciones y otros eventos más o menos excepcionales que se dan en los colegios a diario. Esto deja en una clara desventaja a los alumnos de los colegios e institutos públicos frente a aquellos niños de colegios privados o concertados que no habrán perdido 10 días lectivos durante este curso. Por suerte mis hijos no tienen que competir con otros chavales en las pruebas de a la universidad, pero por supuesto, este es el caso de muchos chavales de segundo de bachillerato.

En otra escala, la de ciudadana, no la de madre, me preocupa que el desarrollo de la próxima semana no sea portada en los periódicos locales. Quizás debiera estar ya acostumbrada, dado que los niños no tienen empresas, ni votan y podemos hacer con ellos lo que queramos: acusarlos de propagar una pandemia, mantener colegios cerrados al final de la misma pero los bares abiertos, cancelarles excursiones de fin de curso o incluso terminar un día el colegio una hora antes para que los ultras de un equipo de fútbol campen a sus anchas por las inmediaciones de un colegio, (por cierto, a día de hoy, 7 meses más tarde y a sólo 6 semanas de acabar el curso, a los padres de Amara Berri no se nos ha informado del día en que recuperarán esa hora…)

No sé de quién es la culpa de esta situación, pero estoy segura que no es de los alumnos. Pediría a Hezkuntza que se abra a negociar y que haga por mejorar la situación de los trabajadores, pediría a los trabajadores que piensen en los alumnos y que intenten hacer que esta situación sea lo menos problemática para los niños posible, pediría los sindicatos que busquen otras formas de protesta, que seamos un poco más creativos, y que no nos carguemos por el camino lo que queremos defender, el fin no siempre justifica los medios.

Está claro: los niños han pasado de moda, a ver qué pasa cuando nosotros seamos viejos y los niños de hoy en día sean los que nos cuiden en las residencias, quizás nos enfrentemos a huelgas con servicios mínimos para ver lo que es bueno. A quien corresponda.

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