Pobrecilla, es maja y está escrita, dirigida, montada, producida e interpretada por gente que lo da todo buscando que la cosa funcione lo suficientemente bien ... para que el espectador no crea que le han estafado el dinero de su entrada (para nada, aquí queda amortizado).

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Pasar pasa que compite en cartelera con otra pieza de horror que es una obra maestra, 'Los pecadores' así que 'Until Dawn', adaptación de un soberbio videojuego de terror donde las decisiones que toman los jugadores provocan que los personajes sobrevivan o no, ha quedado relegada a cines incrustados en centros comerciales. Que quede claro que no tenemos nada contra dichas salas, suelen ser templos de inolvidables festines palomiteros.

Como sucede en cien películas que en el fondo nos divierten y a las que tenemos ley, los chicos y las chicas de 'Until Dawn' ahora están vivos y ahora están muertos. A lo largo de la noche han de morir para por la mañana resucitar (+-).

El director es sueco, tiene experiencia en esto puesto que suya es esa delicia tan de andar por casa pero tan ricamente pecaminosa titulada 'Annabelle: Creation' y conoce las maneras, los caminos, los tiempos, los ritmos de un relato en el que durante 103 minutos de metraje la gente ha de morirse de continuo y luego volver. Siempre. Eso sí, a los guionistas deberíamos haberles pedido un poco más de imaginación, aunque la muerte por autocombustión con resultado de estallido corporal tiene su punto, vaya que sí.

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Actores que se están haciendo un hueco en esto del cine (donde mueres con cada fracaso y con suerte resucitas en la próxima película) se agarran con fuerza a sus personajes, que están huequísimos pero, como dice 'The Guardian', exudan el tonto encanto de los dibujos de Scooby Doo. La rodaron en Hungría (sí) y en la red encontrarán ustedes el videojuego completo (7 horas). Pobrecita. Con lo majilla que es.

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