Txani Rodríguez, ayer en Bilbao, tras la entrevista con motivo de la publicación de 'La seca'. YVONNE ITURGAIZ
Escritora | Autora de 'La seca'

Txani Rodríguez: «Hallar la amistad es un milagro rarísimo»

La escritora explora en 'La seca' el miedo a la soledad a través de una narración situada en un pueblo andaluz sometido a una encrucijada sobre su modelo de desarrollo

Alberto Moyano

San Sebastián

Martes, 16 de enero 2024, 01:00

Cuatro años después de publicar 'Los últimos románticos', con la que ganó el Premio Euskadi de Narrativa, Txani Rodríguez (Llodio, 1977) relata con buen pulso ... en 'La seca' una historia de soledades atravesada por los conflictos de un pueblo malagueño. Como en casi toda su obra narrativa anterior, la escritora y columnista de DV indaga en el terreno minado de las relaciones personales y las decepciones que acarrean en un mundo atomizado por el individualismo y la comunicación defectuosa. Con toda su carga emocional, 'La seca' –a la venta mañana de la mano de Seix Barral–, está llamada a ser una de las novelas importantes de este inicio del año.

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– Su anterior novela se publicó en pleno estallido de la pandemia y temió que cayera en el vacío, aunque finalmente no fue así. ¿Cómo afrontó ésta?

– El germen de 'La seca' coincidió con la redacción de 'Los últimos románticos' porque en 2018 la revista Minerva me encargó un reportaje y me salió escribir sobre la saca del corcho. Como soy nieta, hija, prima y sobrina de corcheros, el asunto siempre me ha atraído mucho, pero estaba relegado al terreno de lo mítico y de la infancia. Al hacer el reportaje, descubrí que había conflicto, con lo cual mutó en material literario. El tema me quedó dentro de la cabeza y de las tripas, y a partir de ahí lo fui desarrollando.

– Es una novela coherente en su trayectoria, en la que suelen estar presentes temas como la mirada urbana a un mundo rural en transformación, la infancia y el desamparo emocional de los personajes.

– La soledad está casi siempre en todo lo que escribo, aunque le aseguro que no es algo premeditado, sino que surge así. En cuando a la dicotomía campo-ciudad, igual no es tanto eso porque yo también soy de un pueblo.

– Pero Llodio es más bien una población con un peso industrial.

– Sí, pero también es verdad que las consecuencias de lo que ocurre en lo que llamamos 'campo' nos van a afectar a todos, estemos donde estemos. Es algo que se ve con claridad últimamente. Por otra parte, los conflictos no sólo son entre el campo y la ciudad, sino también dentro del propio ámbito rural. Hay una confrontación interna de intereses en la que lo que beneficia a unos, quizás perjudique a otros. Se dan unas circunstancias endiabladas en las que es imposible satisfacer a todo el mundo.

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'La seca'

  • Autora Txani Rodríguez

  • Estilo Novela

  • Editorial Seix Barral

  • Páginas 272

  • Editorial Seix barral

– Hablaba de la soledad. Quizás el tema central de la novela es el miedo a quedarse solos que todos los personajes comparten.

– Estoy de acuerdo. Lo que subyace es el miedo a quedarnos solos y también, la forma en la que puede arroparnos el paisaje una vez que que hemos perdido a la gente que queremos. Es un elemento que ofrece cierto consuelo a través del arraigo. El paisaje es un libro que cada uno lee a su manera, pero sí creo que sustancia la historia personal de todo el mundo. A mí, desde luego, saber dónde estoy y qué estoy viendo sí me consuela.

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Coherencia

«La soledad está casi siempre en todo lo que escribo, aunque no es algo premeditado, sino que surge así»

– En su huida de la soledad, los hay más hábiles, incluso en el manejo de los mecanismos de esa institución que es la cuadrilla.

– Es que la cuadrilla da para otra novela aparte. Cumple alguna función de acompañamiento, pero es complicado que de ahí surgan relaciones profundas de amistad porque tiene su estructura de líderes y gregarios. Si hay un desencuentro entre dos de sus , muchos de los otros prefiere no entrar en conflictos y se apartan, aunque crean que una parte tiene más razón que otra. Pero no es sólo la cuadrilla, también creo que la amistad es un milagro rarísimo. Se escribe mucho sobre lo difícil que es encontrar el amor, que lo es, pero encontrar la amistad y que perdure es muy raro.

– Hay quien presume de tener muchos amigos. ¿Nos engaña o se autoengaña?

– Es que habría que ver qué es ser amigo porque si para alguien consiste en quedar para tomar algo de ciento en viento, sin profundizar, puede tenerlos, pero un amigo de verdad es otra cosa. Puede ser incluso más importante que la familia y no creo que la gente tenga tantos. Somos tan individualistas que nos cuesta mucho cuadrar cualquier cosa del otro y normalmente las relaciones se deterioran, se rompen o cambian porque las personas también lo hacemos. Es complicadísimo. Resulta muy fácil sentirse decepcionada con el amor, pero no menos con la amistad.

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– Por otro lado, aborda la novela las no menos enrevesadas relaciones materno-filiales.

– Cuando arranca la novela, en un verano que para ella va a ser transformador, Nuria, la protagonista, está muy harta de su madre, está muy estresada, todo esto ya apunta a comienzo de una depresión y de un estado de ansiedad. Cree que la madre depende completamente de ella, hace una prospección de futuro ya cerrada, como diciendo: «Esto va a ser así». Sin embargo, la madre la sorprende y la deja muy descolocada porque en estas presuntas relaciones de dependencia la que acaba dependiendo de la otra es la que creía que soportaba la carga. Esa situación en la que los roles se dan la vuelta me interesaba mucho. Por otra parte, hay un momento en la vida en la que nos convertimos en madres de nuestros padres, algo cambia e incluso empiezas a decir las mismas frases que ellos nos decían a nosotros. Me apetecía explorar eso.

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Las cuadrillas de amigos

«Es complicado que de ahí surgan relaciones profundas de amistad porque tiene su estructura de líderes y gregarios»

– La sensación de desamparo atraviesa al personaje de Nuria.

– Es que el trato humano puede ser muy decepcionante en función de lo que uno espere. Un personaje como el de Nuria, que ya se siente de partida un poco sola, desequilibra la balanza porque cree que es muy importante una relación, cuando en realidad no lo es. O quizás tampoco sabe hacerlo bien. Contrasta con esta especie de frivolidad con la que mucha gente afronta sus relaciones personales. Muchos de mis personajes no terminan de encajar con lo que les va saliendo al paso y, con excepciones, acaban tristes y decepcionados. Vamos a tener que aprender a estar solos porque en este mundo en el que vivimos no se puede esperar gran cosas de los afectos, con las excepciones que por supuesto hay.

– ¿Hay un paralelismo en nuestra mirada al campo con la que hacemos al Tercer Mundo, pidiéndole que se conserve tal y como era, justo lo que no hacemos ni queremos para nuestro entorno?

– Y consumimos lo que nos parece sin ningún respeto por el campo. Sí, en esta contradicción estamos.

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– ¿No hay un punto retrógrado en exigir al campo que se mantenga intacto?

– Sí y en pretender que la gente del campo viva del aire. Pero por otro lado, es cierto que también hay que protegerlo porque en este país las medidas agrarias son muy cortoplacistas y las medioambientales, decepcionantes por decir algo. El campo es mucho y diferente. Hay zonas protegidas y zonas productivas, y para que haya gente viviendo en esos núcleos rurales deberá recibir atención y se le deberá permitir que trabaje en algo. Con esto no estoy diciendo que puedan hacer lo que les dé la gana, pero es verdad que nosotros vamos allí, no queremos que planten esto o lo otro, y casi les decimos lo que tienen que hacer. También me preocupa que al ser mayoritario el voto urbanita, los políticos terminen satisfaciendo los deseos de la ciudad de una forma facilona y populista.

Las relaciones personales

«Muchos de mis personajes no terminan de encajar con lo que les va saliendo al paso, y acaban tristes y decepcionados»

– Es bastante insólito hoy en día que una novela aborde el mundo de los sentimientos sin caer en lo exhibicionista y desprovista de cinismo. ¿Le ha dado pudor o se olvida de esos asuntos cuando se pone a escribir?

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– Me olvido bastante de todo. Intento escribir con honestidad, al menos, hacia mí misma. Y es cierto, no creo que la novela sea en absoluto cínica, al revés, pero tampoco es complaciente, ni tiene una mirada edulcorada. La verdad es que llegados a punto tampoco le veo la utilidad al cinismo.

– En unas semanas empieza el rodaje de 'Los últimos románticos'. ¿Qué espera de la adaptación?

– Es cosa del director. No sé hasta qué punto la película será fiel punto por punto al argumento, pero creo que va recoger el espíritu de la novela. Estoy ilusionada y deseando que la rueden para verla.

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