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«Todo esto es muy raro. ¿De verdad que queréis que sigamos tocando?», preguntaba la joven artista catalana Rita Payés mientras arreciaba el temporal. Y ... las decenas de valientes que permanecían ante el escenario protegidos por sus paraguas o chubasqueros respondían al unísono: «Sí». Fue el espíritu de la tarde-noche: el mal tiempo ensombreció un año más el festival Miramar Gauak pero una especie de conjuro entre artistas, público y organizadores pudo más que la lluvia, aunque algunas de las actuaciones, como el original montaje que había preparado el grupo Kukai, cayeron por culpa del agua.
Parece una maldición para un festival recién nacido: el año pasado las tormentas obligaron a suspender dos de las tres jornadas de la primera edición del Miramar Gauak y este viernes la lluvia volvió a ser la invitada 'non grata'. La tarde había arrancado feliz con la actuación festiva de Leo Rizzi, el uruguayo nacido en Ibiza que puso el primer entusiasmo al segundo día del festival. Si mirabas hacia Igeldo una galerna parecía amenazar las danzas del público que llenaba los jardines de Miramar, en mayor número que el jueves. Si dirigías los ojos hacia la bahía, el entrenamiento de una trainera y algunos barcos componían un decorado de postal. Había hasta una despedida de soltera entre los espectadores.
Rizzi pudo salvar la actuación. Pedía al público que bailara y botara, sin conocer demasiado la contención local, pero terminó logrando la participación alegre de los convocados.
La catalana Rita Payés abría unos minutos después el llamado 'escenario Palacio'. Es joven pero ya una grande de un jazz 'actualizado'. Abrió con su trombón, en un momento mágico en la noche, y con un 'dream team' de músicos en escena, desde los instrumentistas de cuerda hasta los más rockeros. Pero enseguida empezó a llover.
Parte del público buscó refugio en las zonas más protegidas pero otros desenfundaron paraguas y chubasqueros y se plantaron ante el tablado con un toque épico que recordaba las noches más lluviosas de la Plaza de la Trinidad en el Jazzaldia. «No sabemos qué hacer, ¿seguro que estáis bien?», preguntaba Rita Payés hasta con ternura. Y la gente no solo respondía que sí: bailaba en cuanto el ritmo subía. Hubo un momento en el que los propios músicos tuvieron que refugiarse más al fondo del escenario, pero la actuación siguió, con un punto épico, hasta el saludo final «en uno de mis conciertos más extraños», en palabras de Payés.
El siguiente punto del programa sí fue víctima de la lluvia. Kukai había preparado una original 'comitiva' que iba a a arrancar en ese 'escenario Palacio', con la música de popular Pirata acompañando a los bailarines hasta los jardines volcados en la bahía. Todo estaba preparado, incluida una txalaparta que iba a dar un aire distinto a la noche, pero el suelo mojado y la persistente lluvia aconsejaron la suspensión de esa actuación.
Quien no iba a suspender era Mikel Izal, cabeza de cartel de la noche. El público se lo tomó con calma y pocos minutos después de las nueve y media apareció en escena Izal y su potente banda. «A ver si aguanta el tiempo y podemos disfrutar», dijo el artista, recibido como agua de mayo en una noche tan complicada. «Gabon Donosti, estamos acostumbrados a este tiempo por estas tierras y podremos disfrutar del concierto», dijo antes de referirse a los mensaje de su último disco, preocupado por la salud mental «y en contra de las atrocidades que se están cometiendo en el mundo».
El tiempo respetó, quizás acobardado por el traje primaveral de un Mikel Izal rotundo y valiente que se ganó a los espectadores desde los primeros acordes. La épica se había apoderado de la noche y ya nada podía frenar las ganas de disfrutar.
La velada terminaba con el dj donostiarra Alex del Toro, otro valiente acostumbrado a luchar contra los elementos, que logró que la gente bailara una vez apaciguada la tormenta. Seguían las ganas de fiesta, pese a todo.
Entre los asistentes a la jornada de este viernes, que rondó también la cifra de los 1.300 espectadores, se lamentaba la 'jugarreta' del tiempo. Esta vez las predicciones eran buenas, pero son los riesgos del aire libre. El alcalde Eneko Goia y otros concejales del Ayuntamiento lamentaban que el tiempo hubiese deslucido parte del programa pero se felicitaban por el hecho de haber seguido adelante. El equipo de Get In, con Iñigo Argomaniz a la cabeza, se multiplicó para salvar el día.
Miramar Gauak termina hoy con la última jornada, protagonizada por Gorka Urbizu. El tirón del músico de Lekunberri es uno de los motivos por los que esta noche probablemente se rozará el lleno, pero antes de su actuación, prevista a las 21.30 horas, se presenta un variado cartel que comienza con la cantante franco-camerunense Valerie Ekoume, y sigue con la original propuesta del trío vallisoletano Siloé y la bilbaína Maren. Tras la actuación de Urbizu habrá fin de fiesta con la dj donostiarra Lamia Mari.
En este intenso fin de semana Izaro vive hoy a la misma hora el cierre de su gira 'cerodecero' en Bilbao con unos invitados entre los que estará la canaria Valeria Castro, una de las 'triunfadoras' de esta edición de Miramar Gauak tras su concierto del jueves.
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