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Alfonso Cobeta
Viernes, 22 de mayo 2020, 06:36
Si hubiera que consensuar la elección de un club de fútbol que suscite la iración casi unánime de los aficionados, uno de los candidatos favoritos ... sería, a buen seguro, el Ajax de Ámsterdam. Desde su fundación, allá por marzo de 1900, la filosofía 'ajacied' aúna los valores e ideales propios de toda entidad deportiva pero gran parte de la simpatía y atractivo que despierta este laureado club holandés, consumado productor y exportador de talentos, se debe a varios factores que lo hacen especialmente apreciable, lo distinguen.
En primer lugar, su apuesta permanente por la cantera. Siempre, incluso ahora que las exigencias económicas y deportivas son mayúsculas, ha otorgado preferencia a los jugadores jóvenes, más aún a los forjados en su fábrica, y los óptimos resultados de esa formación y desarrollo continuos en el tiempo están a la vista. De ahí han salido estrellas como Cruyff, Rep, Neeskens, Hann, Krol, Van Basten, Rijkaard, Bergkamp, Kluivert, Seedorf, Overmars, los hermanos De Boer..., o los últimos, De Jong, De Ligt y Van de Beek, auténticas joyas pulidas en la casa que han triunfado dentro y fuera de Holanda para orgullo de sus compatriotas, en particular de los vecinos de Ámsterdam.
Otra cualidad que confiere dignidad al Ajax es su señorío. Pese a sus grandes conquistas deportivas, la humildad, el control del gasto en fichajes y el respeto a las reglas de juego establecidas siguen siendo sus guías de actuación. A lo largo de su extensa y brillante historia, uno no recuerda que este club, ni sus jugadores, se hayan visto envueltos en polémicas y disputas sonadas, siempre han hecho gala de diplomacia, prudencia, deportividad y discreción, lo cual le honra, aunque en ocasiones no estuviera a la altura un sector de hinchas violentos descontrolados, siempre reprobados por la entidad.
Y, por último, su carácter ganador y, sobre todo, su firme empeño en el fútbol de ataque y preciosista.
Con estos mimbres, el Ajax, reconocible por su indumentaria blanca con una franja ancha y vertical roja sobre el pecho y la espalda, se convirtió en el mejor equipo del mundo al inicio de los años setenta, y desde entonces no ha abandonado ese espíritu y esa filosofía. Comandado por el genial Johan Cruyff, uno de los cinco grandes jugadores de la historia, el conjunto de Ámsterdam ganó de forma consecutiva la Copa de Europa en 1971, 72 y 73 deslumbrando al mundo. Basó los éxitos de aquellos años en las cualidades excepcionales del astro holandés -liderazgo, cambio de ritmo, velocidad, depurada técnica, habilidad, visión de juego y don del gol- pero de modo especial en su concepto futbolístico de equipo, con presión, ayudas, movilidad, precisión de pase y verticalidad. Ese estilo de juego moderno de los Neeskens, Rep, Krol, Hann, los hermanos Gerry y Arnold Mühren, Suurbier..., aquellos melenudos con pobladas patillas, deleitó a los amantes del fútbol. Esa misma base de jugadores haría a Holanda subcampeona del mundo en 1974 tras perder 2-1 ante la anfitriona, Alemania, aunque todos, aficionados y analistas, coincidieron en que los 'orange' merecieron ser campeones con su 'fútbol total' y Cruyff fue designado mejor jugador del campeonato. Desde entonces todos sentimos un vínculo afectivo con el club holandés.
El fichaje de Cruyff por el Barcelona en septiembre de 1973 dejó huérfano al Ajax, pero no varió su forma de pensar. Ya no reinaba en Europa, aunque gracias al trabajo incansable en su fábrica y el convencimiento en sus principios, siguió forjando talentos que proporcionaron nuevas alegrías a la entidad en años venideros, como aquella Recopa de Europa de 1987 lograda por otra generación de oro liderada por Van Basten, fino y elegante goleador, y el poderoso líbero Rijkaard, junto al todoterreno Wouters o el hábil Bergkamp, con Cruyff de entrenador.
Esos jugadores también acabaron emigrando y ficharon por los grandes del continente, pero la escuela del equipo de Ámsterdam no dejaba de funcionar y en 1992 conquistaron la Copa de la UEFA, esta vez con futbolistas de peso como Frank De Boer, Winter, Blind, Menzo, Van't Ship o el propio Bergkamp.
Tuvieron que pasar 22 años para que el Ajax volviera a ganar la Copa de Europa. Fue un 24 de mayo de 1995. Justo ahora se cumple un cuarto de siglo. Otra camada excepcional, integrada por futbolistas muy jóvenes, devolvió al club el reinado continental y mundial. En la final disputada en el estadio Prater de Viena, los holandeses -vistieron ese día de azul oscuro- batieron 1-0 al poderoso Milan de Capello, un equipo curtido en mil batallas que venía de ganar tres 'orejonas' en seis años, la última el anterior tras vapulear 4-0 al 'dream team' del Barcelona. Hombres de la experiencia y valía de Panucci, Baresi, Costacurta, Donadoni, Desailly, Albertini, Boban o Massaro inspiraban miedo general, excepto a una cuadrilla de pipiolos osados y clarividentes formados en la fábrica de Ámsterdam que ya habían ganado los dos partidos al conjunto lombardo en la fase de grupo y al final hicieron realidad su sueño a base de tesón, poderío físico y calidad técnica.
El partido fue muy igualado, con oportunidades de gol para ambos conjuntos, y cuando todo parecía encaminado a la prórroga, en el minuto 85 un jovencito de 18 años, Patrick Kluivert, un delantero atlético, que acababa de salir desde el banquillo, recibió un balón al borde del área, encaró la portería italiana y batió por bajo casi cayéndose al meta Rossi. No hubo tiempo para más. Apoteosis 'ajacied'.
El Ajax se proclamaba, 22 años después de la triunfal era Cruyff, campeón de Europa, su cuarto y último título hasta ahora. Los héroes que integraron aquel equipo, imbatido durante todo el torneo, fueron el espigado meta Van der Sar; los veteranos defensas centrales Blind y Rijkaard, apoyados en las bandas por Reiziger y Davids; como centrocampistas Seedorf y los hermanos De Boer (Ronald y Frank) y un ataque temible con los veloces Finidi y Overmars por los extremos y el goleador finlandés Litmanen por el centro. En la segunda parte salieron los jovencitos Kanu, nigeriano, y Kluivert, autor del histórico gol, ambos de 18 años.
La media de edad del equipo era de 23 años, lo que certifica el buen trabajo del club con las categorías inferiores. Aquel Ajax lo ganó todo en 1995. Además de la Copa de Europa, se llevó la Liga, las Supercopas de Holanda y Europa y la Copa Intercontinental. Buena parte del mérito de aquella temporada redonda, y otras más, correspondió a su entrenador, un desconocido hasta entonces llamado Louis van Gaal, un tipo de carácter agrio, inflexible en sus métodos y amante del fútbol ofensivo que ya había ganado la Copa de la UEFA en 1992 y terminó por ser reconocido como uno de los mejores técnicos del mundo.
Con prácticamente los mismos jugadores, poco le faltó al Ajax para hacer el 'más difícil todavía' la temporada siguiente ya que volvió a plantarse en la final de la Champions, aunque esta vez perdió en la tanda de penaltis ante la Juventus de Turín tras acabar el partido 1-1, con gol de Litmanen por los holandeses. Luego el equipo se desmembró. El citado Van Gaal fue contratado por el Barça en 1997 y se acabó llevando con él a varios campeones del 95, como Reiziger, Bogarde, los hermanos De Boer, Kluivert, Overmars y Litmannen. Fue el último gran Ajax, de eso hace ahora 25 años.
La pasada temporada, casi otro cuarto de siglo después de aquella inolvidable campaña, otra generación espléndida de jóvenes a punto estuvo de acceder a la final de la Champions, aunque perdió en semifinales ante el Tottenham. Algunos les sonarán: Frenkie de Jong, De Ligt y Van de Beek. El primero ya esta en el Barça, el segundo en la Juventus y al último le pretende el Madrid. Ni el coronavirus detiene la maquinaria del Ajax, que sigue produciendo talentos, para iración de los amantes del balompié.
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