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La mera posibilidad de que los gobiernos vasco y central se sienten en esa mesa en la que se discuten las transferencias entre ambos ... para hablar de la Seguridad Social, acordada el pasado 20 de febrero entre la ministra de Política Territorial, Carolina Darias, y el consejero de Gobernanza, Josu Erkoreka, ha supuesto toda una revolución.
Un melón que ambos gabinetes -sobre todo el de Iñigo Urkullu- se han apresurado, primero, a poner en valor el que por fin esté abierto (a nadie se le olvida que estamos a las puertas de unas elecciones autonómicas) y, a continuación, a guardarlo rápidamente en el frigorífico -argumentando lo complicado y espinoso del asunto- para que se conserve intacto y que el innegable hito que supone su aparición en el debate político en términos de autogobierno no termine complicando otras negociaciones, del mismo tenor, aún por desarrollar entre los mismos protagonistas.
Y es que hablamos de 'La Transferencia'. Del culmen del desarrollo del Estatuto de Gernika. Solo la observación de cómo ha sido recibida la simple inclusión del asunto en el cronograma oficial de negociaciones por algunos sectores políticos y hasta técnicos (la derecha se ha llevado las manos a la cabeza) da una ligera idea de lo polémico que puede llegar a ser su manejo. Pero, ¿de qué hablamos?
Plazos Lo pactado entre Vitoria y Madrid es desarrollar las conversaciones entre junio y diciembre del año 2021
Edificios En procesos similares anteriores, Euskadi recibió los inmuebles bajo el régimen de cesión de uso
Siempre en base a lo que señalan tanto la Constitución Española como el propio Estatuto de Autonomía del País Vasco, el objeto del futuro debate sería la gestión del régimen económico de la Seguridad Social en Euskadi. No el traspaso desde el Estado o la asunción por parte de la istración vasca de la propia institución de la Seguridad Social y de la capacidad normativa y decisoria sobre la misma, tal y como se ha encargado de resaltar el propio lehendakari, Iñigo Urkullu. «La misma caja pero distinto cajero», se ha explicado.
Todo sin romper con el llamado principio de caja única, que se presenta como una auténtica 'línea roja' en las negociaciones. Un límite dibujado, no hay que olvidarlo, por el Tribunal Constitucional y, cabe también recordar, por el hecho de que la cuenta sale a 'perder', pues el déficit de la Seguridad Social en Euskadi ronda cada año los 4.000 millones de euros.
La definición El objeto de la transferencia es la gestión del régimen económico de la Seguridad Social en el ámbito de la Comunidad Autónoma de Euskadi, dentro de su carácter unitario y del respeto al principio de solidaridad, mediante la subrogación de las instituciones autonómicas en la posición que ocupa la Tesorería General de la Seguridad Social. Esto es, sin alterar la llamada caja única. Para ello, el Gobierno Vasco incorporaría al personal del Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS), el Instituto Social de la Marina (ISM), así como a los empleados públicos adscritos a las labores negocidas en la Tesorería General de la Seguridad Social (TGSS) y en el área de inspección. Euskadi se haría responsable de la gestión y istración de las prestaciones económicas (las distintas pensiones) del sistema, incluida la potestad sancionadora.
Las materias Aunque todo está por definir en la futura negociación, el último planteamiento del Gobierno Vasco al respecto -que data de 2017- incluye materias como la inscripción de empresas y la potestad sancionadora, la gestión y control de la cotización y de la recaudación de las cuotas y demás recursos de financiación del Sistema de la Seguridad Social o el aplazamiento o fraccionamiento de las cuotas de la Seguridad Social. Y también la organización de los medios y el diseño y gestión de los procesos necesarios para el ingreso de las cuotas y demás recursos financieros del Sistema. La ordenación del pago de las obligaciones de la Seguridad Social y la distribución de las disponibilidades dinerarias para satisfacer puntualmente dichas obligaciones -entre otras- entran también e n las peticiones vascas.
Edificios Uno de los aspectos con más interés de entre los que se perfilan en este tira y afloja es el de los inmuebles y oficinas a traspasar. Aunque la pretensión 'oficial' (la enviada en enero del año 2017 por Lakua al Parlamento de Vitoria y a La Moncloa al repasar las cuestiones pendientes) incluye «la titularidad, gestión y istración de los bienes y derechos sitos en el País Vasco que son patrimonio de la Seguridad Social», lo más probable es que la propiedad de las fincas se quede donde está. Lo lógico es que se ceda solo el uso de los edificios.
Esto es, siempre «dentro del carácter unitario y del respeto al principio de solidaridad, mediante la subrogación de las instituciones autonómicas en la posición que ocupa la Tesorería General de la Seguridad Social», tal y como señala la Disposición Transitoria Quinta del Estatuto de Gernika.
Dicho en plata, hablamos de que sea Euskadi la que ingrese, gestione y pague las prestaciones (por ejemplo, las jubilaciones), mientras se hace cargo también de trámites como las altas o las bajas de las empresas en el sistema, o de la potestad inspectora o sancionadora.
«Nada cambiará, solo el menbrete, que será del Gobierno Vasco», aclara Iñaki Tapia, expresidente del Colegio de Graduados Sociales de Gipuzkoa, que resalta que «técnicamente, es un asunto muy, muy complejo».
La asunción por parte de Euskadi de esa gestión del régimen económico de la Seguridad Social en el ámbito de la comunidad autónoma llevará irremediablemente aparejada la incorporación del personal que hoy trabaja como empleado público (funcionario o laboral) en los distintos organismos desde los que se realizan esas tareas; véase el Instituto Nacional de la Seguridad Social, parte de la Tesorería o el Instituto Social de la Marina.
Según datos del Portal de Transparencia del Gobierno central, el traspaso afectaría en toda Euskadi a 1.598 empledos públicos, entre puestos ocupados y vacantes y sumando también a los funcionarios estatales los denominados contratados laborales. En el caso de Gipuzkoa, los involucrados serían 456 en total.
¿Y los edificios? Aunque nadie ha dicho nada por ahora, y a la vista de inmuebles tan 'jugosos' como el de Riberas de Loyola en Donostia, lo previsible es que pasen a la istración vasca en régimen de cesión de uso.
Sin embargo, en la revisión oficial de las transferencias pendientes que hizo el Ejecutivo Vasco en enero 2017, y que se remitió a la Moncloa, consta que su aspiración pasa por asumir «la titularidad, gestión y istración de los bienes y derechos sitos en el País Vasco patrimonio de la Seguridad Social». Todo está aún por negociar.
Las transferencias competenciales entre los gobiernos vasco y español se negocian de manera bilateral y se sustancian en lo que se denominan convenios, que conllevan, además, la aprobación de reales decretos y otras normas con las que se da cuerpo legal a lo acordado. Por lo general, cada delegación cuenta con un presidente, que lo es también de la llamada Comisión Mixta de Transferencias, el organismo en el que realmente se sustancian estos pactos. En este caso, las delegaciones las lideran Josu Erkoreka y Carolina Darias, ministra de Política Territorial y Función Pública. En realidad, el día a día del tira y afloja entre Madrid y Vitoria, que acostumbra a ser largo, intenso y repleto de dientes de sierra, lo desarrolla un grupo técnico de trabajo, que es el que pelea por cada fleco y cada coma del texto final. Según fuentes conocedoras de este proceso, la negociación de las transferencias requiere en numerosas ocasiones la presencia de expertos en función de las aristas que se presenten y que, en el caso del equipo vasco son designados por cada consejero. Lo que nunca falla, pues es pieza esencial en el proceso, es la presencia de algún representante de la consejería vasca de Hacienda. ¿Por qué? Porque cada transferencia tiene, digamos, dos partes: una primera que se sustancia a través de un texto que da cobertura legal a la pérdida y la consiguiente recepción de competencias, y otra económica. Esta última, igual de importante que la primera, lo que persigue es determinar la cantidad de dinero a descontar del Cupo. Las mismas fuentes aseguran que cerrar al tiempo esas dos llaves es casi la cuadratura del círculo.
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