La gente ha aprovechado la jornada para hacer compras.efe
«Hemos venido a primera hora para evitar masificaciones»
Black friday ·
Los guipuzcoanos salen a la calle para aprovechar los descuentos del Black Friday en una jornada marcada por las mascarillas, los geles hidroalcohólicos y las colas por el aforo controlado
Muchos de los comercios de Gipuzkoa han podido respirar este último viernes de noviembre algo más tranquilos, incluso alguno tenía colas a la entrada. ... Por unas horas el panorama no ha sido tan negro. Las restricciones impuestas por el impacto de la pandemia, las limitaciones de movilidad entre municipios, el cierre circunstancial de la hostelería y la crisis económica les han maniatado en este desgraciado 2020, por eso muchos de ellos -que no todos- se han abrazado a la posibilidad de aplicar descuentos a sus productos con motivo del Black Friday (Viernes Negro), para animar a la gente a consumir y poder cambiar el color de los números de sus cuentas, que con un ligero empujón pueden pasar de ser rojos a negros.
Una de esas tiendas que ha elegido rebajar sus precios es Pukas, histórico comercio de la Parte Vieja de Donostia, con más de 30 años de experiencia en la venta de ropa. Laura Azpiroz, una veterana trabajadora de este local, apuntaba esta mañana que «lo hacemos porque el año ha salido como ha salido, pésimo. La intención es reactivar las ventas algo, en menor o mayor medida, porque la Parte Vieja está muerta, me da una tristeza tremenda«. Azpiroz, que afirmaba sin medias tintas que la «crisis es real y total», indicaba que a pesar de la preocupante situación «los descuentos que aplicamos han sido los mismos de otros años, no hemos hecho nada especial». Este negocio familiar que hace esquina en la calle Mayor con Fermín Calbetón está sufriendo en sus propias carnes el cierre circunstancial de la hostelería. «Hay algunos días que esto parece Chernóbil, está muerto», itía.
Laura Azpiroz, en su tienda de Pukas.
e. p. c.
En el otro lado del mostrador se encuentran los consumidores que se han lanzado este viernes a por los descuentos más jugosos. Algunas ya iban a tiro fijo, como la donostiarra María José Bardají y la madrileña María del Valle. «Hemos aprovechado estas rebajas del Black Friday para comprar algo de ropa, pensando sobre todo en la Navidad. Tenemos la sensación de que los comercios están trabajando muy bien, con los bono dendak y todo eso, pero sí que se ve que hay menos gente de lo habitual», destacaban ambas. Ellas decidieron hacer sus compras por la mañana porque temían que por la tarde «hubiera masificaciones en algunos puntos», y además algunas cosas ya las habían adquirido vía online: «hay veces que no te apetece entrar en un sitio a mirar cosas o tocar con la mascarilla puesta... no es lo mismo. Aunque es verdad que estar físicamente en la tienda aporta un toque diferencial».
María José Bardají y María del Valle, en el centro de Donostia.
e. p. c.
Para otros era una buena ocasión para comprar el regalo de cumpleaños de su hijo, como el usurbildarra Manuel Vázquez. «Estoy viendo gente, eh, pero me da pena porque veo la situación del comercio local fastidiada», comentaba esta mañana, y lo hacía con conocimiento de causa, porque su mujer trabaja en un comercio. «Sí que se ha reactivado todo un poco esta semana con el tema del Black Friday, pero está todo muy parado», matizaba. Es de los que piensa que las restricciones impuestas a la hostelería han hecho un daño considerable al flujo de clientes en las tiendas.
«En un día como hoy la gente aprovecha para quedar, tomar algo, mirar algo en las tiendas... pero ahora no se puede», lamentaba. En cuanto a la guerra entre los grandes almacenes y el pequeño comercio, Manuel recalcaba que «en las tiendas de toda la vida sientes esa cercanía que no tienes en una gran superficie, pero los precios también son más altos. El consumidor debe saber cuáles son sus prioridades».
«Me fío del comercio online»
Hay algunas personas que se cogen el día libre en su trabajo para «disfrutar» de la jornada de compras con calma. Jessica González, donostiarra de 38 años, es una de ellas. «Me gusta ir de compras y quería aprovechar esta ocasión. Intento apoyar siempre que puedo al comercio local», reconocía con una bolsa en cada mano mientras cruzaba este mediodía la calle Elcano. Sobre la venta online, más en boga que nunca por el temor a las masificaciones y el Covid-19, indicaba que «es una opción interesante para los que no quieren salir de casa y entrar en o con la gente. Yo ya he hecho estos días compras por internet, soy de una generación que nos fiamos del comercio online». La crisis está golpeando con fuerza a los bolsillos de los guipuzcoanos, «por eso es comprensible que mucha gente aproveche estos descuentos. Es un año difícil para muchos».
Jessica González, en la calle Elkano.
e. p. c.
Para comprar ropa para los críos, para el marido... y para ellas también, claro. Ese era el objetivo esta mañana de Eider Elizondo y Blanca Alcántara, madre e hija naturales de San Sebastián. «Y algún juguete si vemos también habrá que comprar, porque luego... mucha pasta», puntualizaba Blanca. Ambas están pensando ya en la Navidad, que llegará en menos de un mes, y en algunos cumpleaños que se les echan encima. «Estamos viendo algo de color en las calles, suponemos que el buen tiempo también ayuda para que días como estos tengan más éxito», apuntaban las dos, que no tienen «especial miedo al tema de los contagios, pero eso no quita para que cumplamos todas las medidas de seguridad cada vez que entramos en algún sitio».
Eider Elizondo y Blanca Alcántara, en el edificio de la Diputación en Donostia.
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Idoia Grijalbo y Laida Usandizaga, en su tienda de Parkean Arte, en el barrio donostiarra de Amara.
e. p. c.
«No nos pueden influir las tendencias del mercado»
También están los comercios locales que se oponen al Black Friday. Parkean Arte, una tienda donostiarra de joyas y piezas de cerámica artesanales, es uno de ellos. «Este tipo de iniciativas lo que hacen es provocar un consumo compulsivo. En nuestra opinión, solo se ven beneficiadas las grandes empresas», apuntan Idoia Grijalbo y Laida Usandizaga, artesanas y dueñas del negocio. «Nosotras no nos adherimos a esta propuesta porque nuestros precios ya están bastante ajustados. De hecho, hay horas de trabajo que no están metidas en el precio final, no podemos ceder más», subrayan.
Idoia y Laida, que inauguraron este negocio en verano de 2017, afirman que «nuestras piezas tienen un precio y creemos que no nos pueden influir las tendencias del mercado. ¿Rebajar porque sí? Al día siguiente tendríamos que subir de nuevo los precios, pensamos que así el cliente se puede sentir engañado». No saben si podrán mantener esta postura en el futuro, pero garantizan que «intentaremos mantenernos fieles a nuestro criterio, para mantener así el valor de nuestro trabajo y la esencia de lo que hacemos».
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