El conductor ebrio que atropelló mortalmente al vendedor de la ONCE de Ibarra no irá a la cárcel

El atropello mortal de Imanol Reguillaga en el mediodía de Viernes Santo del año pasado provocó una gran conmoción en Tolosaldea por las circunstancias que rodearon el suceso. Se podría decir que la vida del vendedor de la ONCE de Ibarra fue una trayectoria entre dos atropellos, ya que con tan solo 4 años fue embestido por un vehículo en la misma calle -la actual calle Euskal Herria por donde discurre la GI-2130- y aquel impacto le dejó parapléjico y le obligó a depender de una silla de ruedas. 51 años después, a apenas 250 metros de donde ocurrió el primer atropello, Imanol Reguillaga volvió a ser arrollado por otro vehículo cuando cruzaba un paso de cebra elevado en su silla de ruedas, acompañado por un conocido que resultó herido leve. Aquel 15 de abril de 2022, Imanol falleció prácticamente en el acto tras ser lanzado varios metros y golpearse la cabeza contra el asfalto, según reza la sentencia.

La víctima, natural de Bidania pero vecino de Ibarra desde niño, tenía 55 años y era muy conocido en la localidad ibartarra al ser el vendedor de la ONCE. Aquel Viernes Santo hacia las 14.30, tras tomar un café en el bar Arkaitz Zazpi, Imanol se disponía a iniciar la venta de cupones cuando fue atropellado por un vehículo cuyo conductor no reparó en la presencia de dos personas que cruzaban el paso de peatones elevado.

La sentencia del Juzgado de lo Penal número 2 de San Sebastián, fechada el 21 de noviembre, considera probado que el conductor condenado se encontraba «incapacitado para la conducción» por la previa ingesta de bebidas alcohólicas, algo que se constató en la prueba que le realizó la Ertzaintza minutos después del accidente.

Al haber ingerido alcohol, el conductor «no percibió la presencia de los dos peatones avanzado ya el paso de cebra, y no accionó los frenos hasta el momento en que se produjo el impacto, deteniéndose el vehículo 14 metros más adelante», apunta el fallo. Imanol «fue proyectado desde su silla y se golpeó la cabeza contra el firme de la carretera, certificándose su fallecimiento en el mismo lugar minutos después a causa de un traumatismo cráneo cervical».

El conductor arrojó un resultado positivo en alcohol «de 0,69 mg/l» en los dos controles a los que se le sometió. La sentencia añade que «el acusado presentaba síntomas de intoxicación etílica tales como aliento fuerte, ojos cansados, voz forzada, temblor, comportamiento callado y apático, expresión confusa y enlentecida, comprensión lenta, llegando a defecar sobre sí mismo».

La pena de dos años y medio de prisión ha sido suspendida durante dos años con la condición de que el condenado no cometa ningún otro delito y el juzgado también le prohíbe conducir vehículos a motor durante 6 años.