Enrique Echeburua | Catedrático emérito de Psicología Clínica de la UPV/EHU
Salud mental
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Enrique Echeburua | Catedrático emérito de Psicología Clínica de la UPV/EHU
Salud mental
«La gente piensa que tras la pandemia hay más suicidios, pero eso no es cierto»El psicólogo Enrique Echeburua acaba de publicar el libro 'Muerte por suicidio', en el que analiza tanto el sufrimiento de las personas que deciden quitarse ... la vida como el duelo de sus familiares y allegados. «Muchas personas que se suicidan no quieren morir, sino dejar de sufrir», afirma.
– ¿Qué pasa por la mente de una persona en el instante en el que decide que va a matarse?
– Hay que partir del hecho de que el suicidio es un enigma que nos sorprende, hay muchas cosas que no conocemos.
– ¿Por qué?
– Porque las personas tenemos un instinto de supervivencia, un deseo de sobrevivir que es muy arraigado y que además tiene un carácter adaptativo. Si no fuese así, se extinguiría la especie humana. El suicidio va contra natura en el sentido de que se altera ese deseo de sobrevivir, que es muy fuerte. Muchas de las personas que se suicidan no quieren morir, sino dejar de sufrir. Perciben que hay un sufrimiento que les desborda y que no tienen recursos psicológicos, familiares o sociales para poder hacer frente a esa situación, por lo que optan por suicidarse.
– ¿El suicida no ve otro camino? ¿La única salida que encuentra es quitarse la vida?
– Efectivamente. A nivel emocional es un sufrimiento intenso. Esa persona considera que no tiene recursos para hacer frente a esa situación, no sabe cómo superar ese bache o cómo echar mano de las personas queridas que tiene a su alrededor. Además, a nivel cognitivo lo que predomina es un sentimiento de desesperanza, de que no hay futuro, de que no hay nada que le haga poder salir de esta situación de sufrimiento en la que se encuentra. Por eso muchas veces lo que haría yo es cambiar esa especie de dicho popular de que mientras hay vida hay esperanza y decir en su lugar que mientras hay esperanza hay vida.
– ¿El suicida es una persona superada por la desesperación?
– No es desesperación, es desesperanza. Es una persona que está en un agujero negro y ve que va seguir estando ahí en el futuro.
– No tiene por qué ser verdad.
– No tiene por qué serlo, pero él lo piensa de esa manera y muchas veces nosotros somos esclavos de nuestros pensamientos al margen de que no respondan a la realidad. La realidad no es como es, sino como pensamos que es, lo mismo en el aspecto positivo que en el negativo.
– Habla usted de un sufrimiento intenso. ¿Lo podemos imaginar?
– Es un sufrimiento distinto del dolor, que tiene un componente más físico. Es un dolor emocional que experimenta una persona y que, si se prolonga en el tiempo o considera que no lo puede superar, le lleva a querer dejar de sufrir de forma definitiva.
– ¿La gente que rodea a esa persona comprende su dolor?
– No siempre. Hay que tener en cuenta que a veces se disimula porque el suicidio está mal visto. Los allegados de esa persona ven que lo está pasando mal, pero eso no quiere decir que se vaya a suicidar.
– ¿Han aumentado los suicidios en los últimos años?
– Eso es lo que la gente piensa. Parece que el suicidio es un fenómeno que está a la orden del día, que ha aumentado considerablemente y se vincula con la pandemia, pero cuando analizamos los datos con frialdad vemos que no es cierto. Ha habido un cierto repunte en los últimos años, pero relativamente pequeño. En 2021 hubo en España 4.003 suicidios. Por primera vez se ha pasado de los 4.000, pero si vemos las últimas dos décadas, el aumento no es grande.
– ¿Y en el País Vasco?
– Hay entre 150 y 180 suicidios al año y en Gipuzkoa entre 50 y 70. En España hay unos diez suicidios al día y en Euskadi uno cada dos días aproximadamente. La cifra es relativamente constante, no ha habido un aumento. La pregunta no es por qué han aumentado sino por qué no han disminuido. Si se ha conseguido reducir el número de accidentes de tráfico o feminicidios, ¿por qué no los suicidios?
– ¿Cuál es la respuesta?
– No hemos conseguido habilitar unos sistemas de prevención eficaces. En estos momentos tenemos más peligro de morir por una depresión que por un asalto violento en la calle. El año pasado hubo en España 1.599 muertes por accidentes de tráfico, 43 feminicidios, 283 asesinatos y 4.003 suicidios. Si tú preguntas por la calle cuántos homicidios hay en España, te van a decir que muchos más que 283 porque tienen más visibilidad, pero el riesgo de morir por suicidio es mucho mayor que el de morir asesinado. Lo que hay que hacer es esforzarnos al máximo en tratar de evitar las muertes que son evitables, aunque insisto en que no han aumentado considerablemente.
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– ¿Han aumentado más entre los adolescentes?
– Aunque existe la idea contraria, los suicidios no se dan fundamentalmente en los adolescentes. Lo que ocurre es que cuando dos hermanas gemelas saltan por una ventana, la noticia causa un impacto terrible y tiene más visibilidad. Donde es más frecuente el suicidio es en adultos de 40 a 60 años, ese es el periodo crítico. El 52% de los que se mataron en 2021 se situaban en esa franja de edad, seguidos de los mayores de 60 años, que fueron casi el 40%
– ¿El suicidio es algo que nos puede ocurrir a cualquiera?
– Nadie está libre de poder suicidarse, pero debemos estar tranquilos y dar un mensaje opuesto. Lo normal es que en las personas se mantenga el instinto de supervivencia y que ante las situaciones difíciles que implican un nivel de sufrimiento tendamos a sobreponernos, pero si tenemos una serie de factores de riesgo en un momento determinado, podemos estar en peligro de suicidio.
– ¿Si una persona que quiere suicidarse viera el dolor que deja atrás se lo pensaría dos veces?
– Es posible. La muerte por suicidio es la más desoladora que existe; el suicida puede pensárselo dos veces en un momento determinado, pero el sufrimiento personal y sobre todo la falta de esperanza es mucho mayor que la toma de conciencia del dolor que va a dejar en las personas que están a su alrededor.
– ¿Qué les queda?
– El dolor, el estigma y una sensación de aislamiento porque los demás no saben qué decirle a alguien cuyo hijo o pareja se ha suicidado. Se sienten incómodos pero no por maldad, sino por no saber cómo hay que comportarse.
– ¿El familiar de un suicida se siente culpable?
– Tiene muchas veces la sensación de que quizá pudo hacer algo más. Se pregunta por qué ocurrió eso, qué habré hecho mal para que él se haya matado. Hay que evitar en lo posible el elemento de culpa porque un fenómeno tan complejo como el suicidio no responde a una única causa sino a causas múltiples que dependen mucho de las edades.
– ¿Hay factores de riesgo?
– Tener un trastorno mental serio, haber tenido un intento de suicidio, tener antecedentes de familiares, ser mayor de 60 años, vivir solo u sufrir una enfermedad crónica o invalidante. También hay que vigilar si hay problemas de alcoholismo o de conducta alimentaria.
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