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Miradas a un futuro que será distinto

Diez representantes de la vida guipuzcoana auguran cambios en las relaciones personales, en las prioridades públicas, en los valores... Intuyen que tras la crisis no seremos los mismos

Domingo, 5 de abril 2020

Pedro Miguel Etxenike, presidente del DIPC

«Va a surgir una necesidad de cuidar lo público»

Es el efecto mariposa, alguien compra un animal infectado en China y empieza a morir gente en Nueva York», dice Pedro Miguel Etxenike desde su aislamiento estricto en casa, de donde no sale desde hace una eternidad. «Es que soy asmático crónico y me lo tienen prohibido», explica. Es el Covid-19, que ha dado una primera lección a quienes, deslumbrados por los avances científicos, soñaban con algo parecido a la inmortalidad. «La gente hablaba de la muerte y hemos visto que el problema era la redefinición de la felicidad. Ahora resulta que un pequeño virus puede cambiar el mundo, que el enemigo sigue en la naturaleza».

A pesar de todo, aunque «la tecnología no se revela suficiente», en la ciencia «está la solución», sentencia Etxenike. El presidente del Donostia International Physics Center (DIPC) está convencido de que de la crisis del coronavirus «saldrá un reforzamiento» que vendrá marcado por «la necesidad de cuidar lo público y nuestra Sanidad». Y también de que «se va a dar mucha más importancia al cambio climático, a la educación y a la investigación dirigida a solucionar los problemas».

Pero hay otro factor que no se puede dejar de lado si queremos que esta crisis sea una oportunidad y no un desastre completo. «Tenemos que potenciar la investigación básica en todos los campos porque su importancia radica en el hecho de que no sabemos lo que va a venir. Por eso debemos estar preparados con un arsenal de posibilidades a mano para cuando lleguen los problemas», afirma Etxenike. Se niega a hablar de pesimismo, más que nada «porque es estéril». Cree que de esta «saldremos reforzados», que «la esperanza está en el conocimiento y en la sabiduría del uso de ese conocimiento». (Javier Guillenea)

Nekane Balluerka, rectora de la UPV/EHU

«Tenemos la oportunidad de reinventarnos como sociedad»

El Covid-19 ha irrumpido como una revolución que está provocando cambios radicales en gran parte del mundo. Tras el virus, las relaciones sociales y económicas ya no serán las mismas. Que sean mejores o peores dependerá de que sepamos aprovechar las oportunidades que nos ofrece la crisis que estamos viviendo.

Nekane Balluerka, que acaba de terminar una reunión por videoconferencia, destaca «la transformación importante que se ha producido en las universidades para utilizar los recursos online». Los medios ya estaban allí, pero las circunstancias han obligado a todo el sistema educativo a adaptarse de un día para otro. Los resultados, sostiene la rectora de la Universidad del País Vasco, son positivos. «Los alumnos se están formando masivamente. Se están apuntando a todos los cursos y en algunos hemos tenido que ampliar plazas».

Otro de los cambios que traerá consigo el coronavirus es el que se está produciendo en el ámbito científico, que ha reaccionado al reto de hacer frente a la enfermedad como si les fuera la vida en ello, que les va. «En el mundo de la investigación estamos asistiendo a una colaboración mundial sin precedentes para hacer frente a la pandemia», señala la rectora.

Balluerka, psicóloga de formación, se muestra preocupada por los efectos negativos del confinamiento, como «ansiedad, irritabilidad, desesperanza o miedo al futuro», pero insiste en la importancia de ver los elementos positivos. «Nos puede servir para mejorar la relación con nuestros seres queridos y reforzarnos como una sociedad más solidaria y comprometida, con un sentimiento colectivo que antes no existía. Tenemos la oportunidad de reinventarnos como sociedad y como personas». (Javier Guillenea)

Bernardo Atxaga, idazlea

«Kontzientzia kritikoa lantzeko momentua da»

Ignacio Aldecoaren 'Gran Sol' eleberria dakar gogora Bernardo Atxagak, Zalduondoko konfinamendutik. Nobela hartan, halako batean pairan egotea tokatu zitzaien arrantza-ontziei, eta horrelaxe ikusten gaitu, geldirik egotera behartuta. Ez, ordea, paralizatuta. Bera egiten ari den ariketa proposatzen digu: «Denok bi orrialde idatzi beharko genituzke, bi folio. Aurrenekoan apuntatu beharko genituzke etorkizun hurbilean egitea edo gertatzea nahiko genukeen hamar gauza. Bigarren folioan, berriz, idatzi behar dugu zer nahi dugun egitea, gertatzea, honen hurrengo momentuan», «Oso serio ari naiz», dio, uste duelako bigarren momentu hori bizi dugun hau baino arriskutsuagoa izan daitekeela, «Oraingoa arriskutsua da osasunarentzat, baina hurrengoa, nire ustez, oso arriskutsua izango da gizartearentzat». Esana du Atxagak koronabirusak eragindako krisia dela «Apokalipsia, zentzu literalean hartuta; errebelazio bat, munduaren martxan eragiten ari direnen indar okerrak» erabat agerian jarri dituena. «Aspaldi honetan bazeuden seinaleak, baina hau izan da bortitzena». Indar okerrak ez dira misteriotsuak, «planeta jaten ari diren korporazio erraldoiak» baizik. Berriro horien menpe ez geratzen saiatzea da bigarren orrialdeko lehenengo ideia. «Korporazio handiekin erne», idatzi du. Beti izango dira indartsuenetan indartsuenak, saiatuko dira gure folioak «paper busti bilakatzen». Hala ere, bete egin beharko genituzke, «ekintzekin, ez teoriekin». Sindikatuak indartu, komunitatea sendotu, hurbilekoari erreparatu... Horrelakoak ari da zerrendatzen bigarren folioan. Atxagak uste du hurrengo borroka, «benetako bataila, jendearen buruak konkistatzea» izango dela. Horregatik da garrantzitsua, pairan gaudela aprobetxatuz, norberak, batez ere gazteek, «kontzientzia kritikoa lantzea», eta etorriko den borrokarako prest egotea. (Nerea azurmend )

Jokin Aperribay, presidente de la Real Sociedad

«Nos va a llevar a empatizar con los problemasde cada persona»

Quiere ver en esta crisis una oportunidad. «Es un periodo para reflexionar pero también para actuar», advierte el presidente de la Real Sociedad, para quien 'el día después' de la urgencia sanitaria no será un regreso al 'día antes'. «No vamos a saber cuál es el daño económico, pero sí va a haber valores convertidos en pilares, que la sociedad vasca los tiene, como el conocimiento, la tecnología, la solidaridad, la humanidad, la comprensión o la confianza, que van a tener un mayor peso si cabe».

Esta crisis, señala el empresario debarra, nos ha recordado que «todos los trabajadores, desde el primero al último son importantes para que la economía funcione». Y esa «suma de muchas cadenas» que es la economía nos va a llevar a «empatizar y comprender los problemas de cada sector, de cada persona. Si lo hacemos, como estoy convencido, si nos ayudamos unos a otros en todos los ámbitos, encontraremos el camino más corto para la recuperación global».

En este nuevo escenario al que hay que enfrentarse «con gallardía», Aperribay considera que necesitaremos de toda la «capacidad moral» y todo el «capital ético» de cada uno. Y advierte del peligro de querer correr más de la cuenta. «Si tomamos decisiones con presión, precipitadas, sin mirar al futuro, estas pueden ser equivocadas. Las medidas que se tomen ahora tanto en la política europea como en la microeconomía tienen que ser pensadas y aplicadas para el beneficio de todos. No podemos elegir la polarización y la disgregación porque volveremos a confundirnos».

Y lo mismo en la «industria» del fútbol, en la que «se nos van a presentar problemas que vamos a tener que gestionar pensando en todas las personas que están involucradas. Hay que mirarlo como un sector económico para salir de esta crisis». (Álvaro Vicente)

Nuria López de Gereñu, exconsejera de Transportes

«Hemos remado juntos, no debemos olvidarlo»

Hemos salido de otras y de esta también saldremos. No tengo la más mínima duda de que lo superaremos», asegura Nuria López de Guereñu. Eso sí, cuando todo haya quedado atrás, es muy posible que no seamos los mismos. «Toca adaptarse, cambiar muchos hábitos, y tocará estudiar, trabajar y relacionarnos con los demás de forma distinta».

Si hay que entresacar alguna experiencia positiva de esta crisis, López de Guereñu, exconsejera vasca de Transportes, y en la actualidad profesora en Deusto Business School-Bilbao, se queda «con la sensación de solidaridad y tirar hacia adelante» de la gente. «Han surgido muchas iniciativas solidarias, nos hemos acordado de otras realidades sociales, hay empresas que lo están dando todo poniendo sus redes logísticas y su capacidad productiva al servicio de la sociedad. Aunque no me gusta la comparación, me recuerda a tiempos de guerra», afirma.

Ahora que hemos demostrado que podemos ser solidarios y hasta buenas personas, no hay que dejar pasar la ocasión para, cuando todo pase, seguir siendo esos otros ciudadanos en los que nos hemos convertido a la fuerza. «La vivencia y la convivencia, lo que han cambiado las cosas, todo eso nos tiene que servir», asegura López de Guereñu. «Hemos trabajado y hemos remado juntos, no deberíamos dejar pasar esta oportunidad ni olvidarlo, aunque tendemos a hacerlo», añade. Esa será una de las grandes novedades que nos aguardan cuando las aguas vuelvan a su cauce y comience una recesión que «va a ser dura» y de la que no sabemos nada porque nunca nos hemos visto en otra igual. «Quizá hay que repensar todo lo que tenemos montado como sociedad», asegura. (Javier Guillenea)

José Luis Larrea, economista

«Nos puede servir para aprender qué es el bienestar»

Ahora o nunca, parece decir José Luis Larrea, para quien lo que está ocurriendo «es lo suficientemente gordo como para que las cosas sigan igual» cuando todo haya pasado. Puede ser esta la oportunidad para abrir el debate «sobre qué es el bienestar social, que se ha identificado con el PIB aunque ahora nos damos cuenta de que no solo es eso. No es cuestión de indicadores, sino de qué queremos medir», afirma. «Podemos ver, por ejemplo, qué importancia le damos a la salud y a la asistencia social», añade.

El economista y exconsejero vasco de Hacienda y Finanzas sostiene que «una de las grandes lecciones de esta crisis» es que nos ha hecho ver que «el modelo sobre el que construimos las cosas está agotado». «Igual aprendemos algo de todo eso», asegura. Es posible, dice, que aprendamos a tener una visión de la competitividad «no solo territorial y empresarial», sino también «desde la persona». «La competitividad no es un fin en sí mismo sino una capacidad que ponemos al servicio del bienestar de las personas, hay que asumir que es algo que ponemos para alcanzar ese objetivo», explica.

«Es una buena oportunidad para ponernos en serio entre todos y marcar los objetivos del estado de bienestar», insiste Larrea, que también cree que el coronavirus tiene que servirnos para darnos cuenta de que debemos aprender a anticiparnos, porque «va a venir otra crisis, lo que no sabemos es cuándo». «Está muy bien lo de ser muy resilientes, pero tan importante como eso es anticiparse. No solo se trata de aguantar el tipo sino que hay que prepararse para la próxima crisis». La conclusión, afirma Larrea, es que «necesitamos nuevas herramientas para desarrollar un pensamiento más anticipado y aguantar la siguiente mucho mejor». (Javier Guillenea)

Iñigo Argomaniz, promotor musical

«Estamos viendo el valor de la cultura como terapia»

Hace al menos treinta años que no dormía veinte noches seguidas en casa, sin viajes de trabajo», dice Iñigo Argomaniz, promotor musical y responsable de la agencia Get In. Veterano profesional del mundo del espectáculo, Argomaniz teme en la cultura «un impacto brutal» de la crisis. Y sin embargo, relativiza el orden de valores. «Ahora mismo hay una prioridad: la salud. Lo urgente es combatir el virus, salvar la vida de la gente, dar respuesta sanitaria a la demanda. Si no hubiese ese problema gigantesco delante, lo de nuestro sector nos parecería un apocalipsis. Pero de lo nuestro ya hablaremos cuando estemos solucionando lo prioritario».

Argomaniz destaca «el efecto solidario» que se ha desatado con esta crisis y el espíritu de fraternidad. «Estoy hablando por teléfono con gente con la que no hablaba desde hacía tiempo. Hay una necesidad de comunicarnos y de decirnos que estamos bien. Ojalá esto sea algo que nos quede y no desaparezca cuando pase todo». También resalta el promotor donostiarra «cómo estamos comprobando una vez más el efecto terapéutico de la cultura: se están consumiendo más libros, más cine, más música, más periódicos... que nos ayudan en estos momentos. Ojalá todos recordemos también después el valor social de la cultura».

¿Y su sector? «Será duro, muy duro. La sociedad tardará mucho en recuperar la normalidad y los grandes eventos con público se retrasarán. Los grandes conciertos o festivales iremos detrás del fútbol: cuando veamos público en estadios será el turno. Pero nadie sabe nada. La música en vivo será más necesaria que nunca, aunque sea en pequeño formato, como elemento de comunicación. Algunos artistas saldrán reforzados y otros desaparecerán. Me conformo con que salgamos mejores como sociedad». (Mitxel Ezquiaga)

María Muñoz Caffarel, investigadora Biodonostia

«Creo que la ciencia va a cambiar para siempre»

Biodonostia no tiene estos días un minuto de descanso. «Nos hemos puesto las pilas y estamos a tope. Tenemos veinte proyectos en marcha o solicitados», afirma la investigadora Ikerbasque María Muñoz Caffarel. Su trabajo en el centro donostiarra está centrado en el cáncer de mama pero ahora, como el resto de sus compañeros, se ha fijado un objetivo más urgente: hacer frente al coronavirus. Biodonostia se ha volcado en tareas enfocadas al diagnóstico y tratamiento del virus. La pandemia ha logrado lo nunca visto, la unión de la ciencia en pos de un mismo objetivo. Es la primera vez que ocurre y puede provocar una revolución. «Yo creo que va a cambiar la ciencia para siempre y a mejor, ya la está cambiando», afirma.

La velocidad de esta transformación ha sido vertiginosa y ha surgido de una constatación que María Muñoz sintetiza con una frase: «Nos hemos dado cuenta de que tenemos que estar unidos». La ciencia ha dejado de trabajar en compartimentos estancos, los laboratorios han abierto sus puertas y comparten el resultado de sus investigaciones. «Se ha vuelto abierta, implicada con la sociedad y cooperativa», resume María Muñoz.

«Esto es muy bonito, te puedes remangar y aportar tu granito de arena», dice la investigadora, que participa en un proyecto del que forman parte, entre otros, Biodonostia, Nanogune, Biomagune, el DIPC y la UPV. «Consiste en diseñar unas pequeñas proteínas que se unen al virus y bloquean su entrada en las células humanas, es un antiviral», explica. Todos colaboran, ese es el gran cambio que se ha producido. Pero quedan incertidumbres. «Espero que con la crisis económica que va a venir no haya recortes en investigación». (Javier Guillenea)

Jesús Eguiguren, expresidente del PSE

«Me indigna que se utilice este drama para hacer política»

Cada día que llegan las ocho de la tarde Jesús Eguiguren sale la ventana a aplaudir. Es el gesto 'solidario' ante su encierro. Eguiguren se muestra disciplinado, aunque precisa que «como jubilado, ya estaba medio confinado en casa, con mis cosas». «Con el mazazo de 800 muertos cada día, me parece indignante que se utilice este drama para hacer política y atacar al Gobierno, y diría lo mismo si estuviera el PP gobernando». Acaba de terminar de leer 'El intruso', del escritor Blasco Ibáñez y ahora se sienta ante el ordenador para estudiar los efectos de las grandes pandemias universales. La peste de Grecia, en la época de Pericles, que casi acaba con la democracia ateniense; la 'peste negra', que luego alumbró el Renacimiento; la 'gripe española', previa a los 'felices años 20'. Eguiguren no pierde aún la esperanza, aunque sospecha que, a corto plazo, la respuesta a la incertidumbre será «lamentablemente» conservadora.

Intuye que el debate que se vislumbra será duro. «Habrá una pelea entre el 'sálvese quien pueda' y una salida más solidaria, pero creo que a la larga saldrán más fuertes lo social y lo colectivo». A su juicio, esta crisis cuestiona «el actual modelo del capitalismo». Eso sí, políticamente desconoce qué efectos inmediatos puede tener en España y en la sociedad vasca. «No hay gobierno en el mundo que resista una situación así», asegura, «o Sánchez sale fortalecido o se carboniza». Eguiguren echa mucho en falta sus paseos por San Sebastián, sobre todo los días de sol y de luz primaveral, que agradece para levantar el ánimo. Lee bastante por la mañana. Y dedica parte de su tiempo a la pintura, un descubrimiento tardío que le fascina aunque ite que no sabe dibujar. El paisaje se ha convertido en su nueva pasión. Un compulsivo compañero de viaje. (Alberto Surio)

Juan José Álvarez,

«Percibo un creciente humanismo en las relaciones»

Los días pasan rápido pero las semanas pesan mucho. Juan José Álvarez, catedrático de Derecho Internacional Privado de la UPV-EHU, reflexiona sobre el tiempo y cita este comentario de un amigo para retratar su confinamiento, dedicado al trabajo on line. Álvarez asume que ha interiorizado con «paciencia y civismo» una etapa inédita en la que procura mantener los horarios. «Es pronto para extraer conclusiones aún, pero percibo con interés y gratitud un creciente humanismo», asegura, «una muestra más desinhibida de sentimientos en nuestras relaciones, alejada de nuestra tradicional austeridad emocional». Álvarez se muestra convencido de que «como sociedad avanzamos en modo de 'pesimista constructivo'», un duro escenario que, en su opinión, nos encamina a intentar hacer las cosas bien, con laboriosidad, profesionalidad y responsabilidad «cada persona dentro de su ámbito de actuación vital».

Una actitud que supone reconocer que «las cosas no están bien» y que «exigirá mucho esfuerzo remar hacia adelante». Álvarez se muestra satisfecho porque la política «ha abandonado la dosis de histrionismo», pero reclama «liderazgos más colaborativos» porque «estamos viendo mucha unilateralidad». «El Gobierno de Sánchez está desbordado, es lógico, y no debe ponerse a la defensiva y encerrarse en sí mismo» afirma, persuadido de que «Urkullu ha mostrado dosis de paciencia y responsabilidad frente a esa falta de trabajo compartido».

Álvarez lee a Sábato, a Saramago y a Muñoz Molina estos días de abril mientras espera volver pronto al 'glaciar de la normalidad'. Mientras tanto, cultiva la convivencia familiar. «Hay que promover los valores auténticos cuando hasta ahora parecía que lo único esencial era el consumo», sostiene. (Alberto Surio)

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