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El barco que zarpó en septiembre de 2022 llegó este miércoles, por fin, a su destino. La aventura del Bachillerato escribió este miércoles para 4. ... 511 estudiantes guipuzcoanos su último y, tal vez, más importante capítulo. A las 8.30 horas todo eran abrazos, suspiros, risas nerviosas y caras de tensión en los aledaños del Aulario, enfrente del edificio Carlos Santamaría. La convocatoria ordinaria para la Ebau se abría con el examen de Euskera.
A las 09.00 horas 13.433 alumnos vascos ya estaban sentados en sus asientos mientras esperaban que los profesores les entregasen el examen. Un extracto del libro 'Ura saltoka', de Juan Kruz Igerabide, abría el fuego con preguntas tipo test y otras cuestiones a desarrollar más en profundidad. Las espadas estaban en todo lo alto y los bolígrafos empezaban a sudar tinta. «Ese 'smartwatch', cuidado. No puedes tenerlo contigo. Quitátelo, por favor», le espetaba una profesora a un joven estudiante. «Solo podéis tener con vosotros el agua. Las mochilas, abajo», proseguía.
Naia Zafra, una joven estudiante de La Asuncion Ikastetxea, era una de esas que había tenido que combatir los nervios en una noche larga y complicada. «Me he despertado a las 06.00 horas y apenas he podido dormir», comentaba apurada, pero «segura» de sí misma. Gorka Arzallus, del Instituto Oriarte de Lasarte-Oria, explicaba por su parte que «me gustaría estudiar el Grado de Enfermería aquí en Donostia», aunque primero debe aprobar el examen de Historia de España, uno de los que más le preocupaban. «Han entrado muchas cosas, pero me lo he estudiado bien», reflexionaba.
María Díaz es una de las miles de estudiantes que optó por Historia de la Filosofía en lugar de la de España. «Mis padres y los profesores nos han dicho que estemos tranquilas, que todo el mundo ha pasado por esto. Yo creo que lo más complicado es llegar aquí el primer día, porque luego sabemos que los nervios van a ir desapareciendo», analizaba mientras sus amigas asentían.
La jornada, soleada y veraniega, avanzaba sin sobresaltos. «¿Tú qué has puesto en lo de la República? Casi me da algo en esa pregunta, porque me he quedado en blanco», le apuntaba un joven a otro en la cafetería de la facultad de Psicología, donde cientos de estudiantes aliviaban sus cargas de tensión a base de cafés, napolitanas, pintxos, agua u otro tipo de refrescos. Todos lo hacían en pequeños grupos, porque la unión hace la fuerza y porque una jornada como la de este miércoles se lleva mejor si te sientes arropado.
«¿Nervios? No, realmente no. He tenido muy buenas sensaciones y me he despertado con ganas, porque quiero cerrar ya la etapa del Bachillerato», indicaba Nahuel Sánchez, del Instituto Pio Baroja BHI de Irun, aunque también reconocía que «a la hora de entrar a clase sí que se me ha puesto un nudo en el estómago, pero en cuanto me he puesto a escribir se me ha ido». Sus amigos y él suspiraban también al itir que «de buena nos hemos librado, porque el año que viene van a cambiar el formato de la Selectividad». Por la tarde fue el turno de la asignatura de Química, examen del que Nahuel salió «contento. Era un temario general y he podido, por así decir, hacer un examen a mi medida. Eso sí, me ha parecido un poco largo».
Muy cerca de la facultad de Informática se encontraba Aimar Etxaide, de Pasaia Lezo Lizeoa, junto a un amigo. «Me he despertado con nervios», reconocía. En esos momentos estaba valorando cómo había ido el examen de Historia de España, en el que «el Tratado de Múnich me ha dejado un poco frío. No me lo había preparado muy bien y he tenido la mala suerte de que ha tocado... Qué se le va a hacer». Sus apuestas más firmes habían sido la República y la primera parte del franquismo, «y por lo menos la República sí ha salido en el examen», revelaba con una sonrisa. «¿Euskera? Creo que me ha salido muy bien, no era complicado», sentenciaba este joven que por la tarde hizo la prueba de Dibujo Técnico. El curso que viene va a hacer un Grado Superior y, después, sueña con hacer una carrera universitaria en Musikene.
Sofía Sainz, de Jesuitak, disfrutaba por la tarde de un merecido 'break' junto a sus amigas, con las que comentaba cómo les había ido en el examen de Euskera. «Hemos comparado entre nosotras y lo tenemos muy parecido, ¡así que genial!», sonreía. El año que viene quiere hacer la carrera de ADE y Marketing en Madrid y cuando termine la Ebau «me voy a ir con mis amigas de interrail y luego de vacaciones con mi familia», aseguraba esperanzada.
Al lado de la facultad de Ciencias Noa Castilla repasaba sus apuntes de Química junto a una amiga. «Hoy (por este miércoles) estoy relativamente tranquila, pero es cierto que en los dos últimos días puede que se me haya contagiado un poco el nerviosismo del entorno», apuntaba. «Es un examen con una carga emocional muy potente, pero cuando te cuentan que el 90 y tantos por ciento aprueba te relajas un poco», explicaba. Con todo, «no deja de ser algo nuevo, así que es imposible no tener ese puntito de tensión», valoraba.
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