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«Iñigo, ponme lo de siempre» han sido las primeras palabras de una de las clientas nada más llegar en la mañana de este lunes ... a la cafetería Avenida XXI en Donostia mientras cogía sitio en la barra. Un gesto que se ha recuperado en muchos bares y cafeterías de Euskadi acompañando al levantamiento de las restricciones de este lunes en toda la comunidad. Desde hoy, se puede consumir en barra y no hay aforos en los locales.
Sin embargo, tal y como reconoce Iñigo Abuin, camarero del local, no han sido muchos los que han aprovechado esta flexibilidad. «Personalmente no esperaba un cambio radical. Muchas personas han entrado esta mañana en la cafetería y se han sentado igual que lo venían haciendo en los últimos tiempos, y lo entiendo. Soy camarero, pero también cliente y por mucho que se hayan eliminado las restricciones, el miedo y la duda sigue estando ahí. Yo todavía no me fío. No estoy seguro sentándome al lado de un desconocido, pero se agradece volver a tener la gente cerca, en la barra, y sentir cada vez más cerca la vuelta a la normalidad», confesaba.
Misma situación se podía apreciar a pocos metros en otro bar de la capital guipuzcoana. Con El Diario Vasco en la mano y la mascarilla puesta, Manuel Gerteja disfrutaba del primer café del día antes de entrar al trabajo. «Se agradece una mayor libertad. Volver a estar cerca del camarero y tener un trato más cercano y personal», explicaba. Sin embargo, la mascarilla sigue siendo un acompañante fiel. «Una cosa es que ya se puedan hacer ciertas cosas y otra es que la gente esté mentalizada para hacerlas. Hace falta que pase un poco más de tiempo para que nos volvamos a acostumbrar a cómo era la vida sin tanta limitación», apunta Manuel.
Elena Ortiz no ha querido perder la oportunidad de volver a sentir el calor de la barra del bar Bideluze en la Plaza Gipuzkoa de San Sebastián. «La verdad es que me gusta tomarme las cosas aquí. Sentada, con mi consumición, cerca de la camarera... me siento a gusto», reconoce Ortiz. «Es un placer que cada vez vayamos teniendo más libertades y retomemos poco a poco la vida tal y como la conocíamos».
Los bares y las cafeterías no han sido los únicos negocios que han arrancado esperanzados esta nueva semana con la sensación de que las cosas empiezan, poco a poco, a retomar el cauce natural de la actividad. A primera hora de este lunes, el gimnasio de Hegalak estaba puesto a punto para los primeros clientes ya sin carteles de reducción de aforo en los vestuarios y clases. «Es lo primero que hemos hecho esta mañana. Ya tenemos todos los carteles guardados en el despacho y esperamos no tenerlos que volver a poner», ha reconocido Udane Mitxelena.
Y es que el fin de las restricciones va más allá de que el centro pueda recuperar un aforo superior al 60%. «Enero siempre ha sido un mes de alta inscripción, pero las restricciones de aforo o el pasaporte Covid han llevado a muchos a no querer apuntarse e incluso a dejar de venir. Ahora que se eliminan las restricciones vemos febrero como una nueva oportunidad de captación, aunque después de tantos meses conviviendo con el 'bicho' y tras tantos cambios en la normativa, sabemos que va a hacer falta un tiempo hasta que los clientes vuelvan a sentirse tranquilos y retomar la actividad normal», apunta Mitxelena, encargada del departamento de comunicación de Hegalak.
Con todo a punto para la llegada de los primeros clientes, Marina Mendieta, dependienta de la tienda '2uves', recibía con los brazos abiertos en final de las restricciones. «Para negocios como el nuestro, obviamente, es una buena noticia. Después de las rebajas siempre suelen ser fechas en el que las ventas bajan», apuntaba Marina, aunque reconoce que «sin tanta limitación es más probable que la gente tenga curiosidad y entre para ver qué es lo que tenemos. Además, esta relajación de las medidas también abre una puerta para que turistas ses también puedan entrar, ver y comprar», afirma.
África Martínez ha sido una de esas primeras clientas en disfrutar del fin de las restricciones de aforo. «Está bien que poco a poco volvamos a la libertad que teníamos hacer unos años». Sin embargo, es crítica, no tanto con la decisión tomada por el Gobierno Vasco, sino con la gestión de este durante la pandemia. «Soy psicóloga y el 'machaque' que hemos recibido desde el inicio de las restricciones no se puede olvidar con la eliminación de las restricciones. Queramos o no esto va a dejar mella en nuestros comportamiento y ha afectado mucho más de lo que nos podemos imaginar. No se puede correr un tupido velo y hacer como si nada hubiera pasado. Costará que volvamos a comportarnos como lo hacíamos antes, si es que volvemos a ese punto», sentencia Martínez.
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