Rebeca

Anoche soñé, bajo una ligera sábana de lino que sentía cual edredón de plumas de ganso, que salía de excursión dominical, aquí al lado de casa, y en vez de robles y hayas trasmochas divisaba chumberas y campos de algarrobos, como en el Mediterráneo. Donde, según leo, agentes de la Guardia Civil apatrullan, -como diría El Fary, de actualidad por haberse mofado del 'hombre blandengue' tan necesario-; entre árboles ante el robo de algarrobas, un modesto pienso para ganado cuyo precio se ha disparado por sus propiedades como alimento espesante. El nuevo oro del secano. Quién lo iba a decir.

Anoche soñé que jamás volvería a ver y disfrutar de las hortensias en su esplendor, y se quedaban para siempre tan mustias y achicharradas como este verano 'redux', que de versión tan larga casi acaba fusionándose con el veranillo de San Miguel. Si hasta las noches tropicales han sido superadas por las ecuatoriales, con mínimas por encima de los 25º. Como para plantar aguacateros por toda Gipuzkoa, ahora que todo el mundo parece desayunar este fruto tan fotogénico del que dicen que ayuda a reducir el colesterol, el malo claro, aunque no tanto como las cuatro nueces diarias, según mi asesor de remedios caseros y/o naturales. Aguacate a secas, que si le añades la tortilla sa, con el precio al que se han puesto los huevos, y la rebanada de pan de chía, la favorita de Piqué, te sale a cuenta arrancar el día con un besugo al estilo Orio.

Anoche soñé que estaba atrapada, sin escapatoria, en una cola interminable y de fondo sonaba Góngora. Perdón, Quevedo. ¿Quizás era la del Primark, el gigante del 'low cost' en el que te puedes comprar una camiseta por el precio de un pintxo y aspira a atraer a 250.000 clientes ses? ¿O era la de la capilla ardiente de la reina de Inglaterra, con su también interminable despedida que el 'Hola' recogerá con profusión de detalles? Revista que, por cierto, ha ofrecido este estío algún destello de los de antaño gracias a la rocambolesca 'no boda' del juez de la Audiencia Nacional, que lucía en portada su melena al viento, mucho más discreta a finales de la década de los 80 cuando prestó servicio en los juzgados de San Sebastián. Vaya final más abrupto para la cacareada historia de amor que, según dicen, acabó como empezó el reinado de Carlos III: 'A rey muerto, rey puesto'.

Anoche soñé que un partido que ha recuperado el lema fascista «Dios, patria y familia» era aupado a la presidencia de Italia. Me desperté sobresaltada ante la posibilidad de que la pesadilla se convierta en realidad.

Anoche soñé que entre los carteles de las películas que se exhiben en el Festival de Cine aparecía uno con Mbappé promoviendo la Semana Europea de la Movilidad, animando a los ciudadanos a usar medios de transporte sostenibles. Y que el ídolo de tantos jóvenes afeaba la actitud de quienes se creen por encima del bien y el mal, y se ríen ante la mera posibilidad de tener que aparcar el avión privado para cubrir los 340 kilómetros entre París y Nantes en tren de alta velocidad, dónde vamos a parar, por muchos vagones que te alquilen en exclusiva. Gracias a Kilian hemos sabido que los jets privados contaminan diez veces más que los comerciales y 50 veces más que los trenes. Y gracias a la asociación antiglobalización Atta que Messi, ese otro ídolo de masas, ha emitido en lo que va de año con sus 52 vuelos privados 1.502 toneladas de CO2, lo que un francés en 150 años. Tarjeta roja para los dos.

Anoche soñé que llovía con algo de fuste y refrescaba. Y, por fin, he recuperado mi rebeca.

The end.