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La ayuda no llega a las calles de la Franja y el anuncio del primer ministro hebreo, Benjamín Netanyahu, de permitir la entrada de camiones ... después de dos meses y medio de bloqueo ha sido simbólico. Tel Aviv usa el hambre como arma de guerra y planea hacer lo propio con un nuevo sistema de reparto de ayuda que ya está en marcha de la mano de la Gaza Humanitarian Foundation (GHF), organismo formado por compañías privadas en manos de exmilitares de Estados Unidos e Israel.
La puesta en marcha de este sistema que pretende reemplazar a la ONU quedó eclipsada por la dimisión de su director general, el exmarine Jake Wood, quien sorprendió con un anuncio de última hora en el que informó que abandonaba su puesto porque «está claro que no es posible implementar este plan y adherirse al mismo tiempo a los principios de humanidad, neutralidad, imparcialidad e independencia».
El diario 'Israel Hayom' recogió la apertura del primer centro piloto de reparto de ayuda en Rafah, cerca de la marcada como «zona humanitaria» de Al Mawasi, aunque Israel bombardea con frecuencia y no hay servicios básicos para los 700.000 gazatíes que malviven en tiendas. Según este medio cercano a Netanyahu, el objetivo es cumplir con la obligación de suministrar alimentos a los civiles en una zona de guerra, reducir la presión occidental y contrarrestar la apropiación de bienes básicos por parte de Hamás.
El problema es que Gaza sufre más de dos meses y medio de cerco, la hambruna es una realidad y la GHF no tiene experiencia previa en una operación de esta magnitud, en la que debería alimentar a 2 millones de personas. Su llegada provocó críticas que fueron desde la oposición hebrea hasta Hamás.
Yair Lapid, jefe de la oposición, la calificó de «empresa fantasma israelí» y el Ministerio de Interior gazatí denunció que «tiene como objetivo reemplazar el orden con el caos, adoptar una política de provocar la hambruna de los civiles palestinos y utilizar los alimentos como arma en tiempos de guerra».
Tres de los cuatro puntos de distribución que planea abrir la GHF están en el sur de la Franja, lo que concuerda con la estrategia del ejército, que planea un desplazamiento masivo del norte y centro de Gaza en cuanto lance la operación terrestre a gran escala.
Tras la espantada de Wood, la fundación emitió un comunicado para explicar que «nuestros camiones están cargados y listos para partir. GHF comenzará la entrega directa de ayuda en Gaza, llegando a más de un millón de palestinos para finales de la semana. Planeamos ampliar rápidamente la ayuda para atender a toda la población en las próximas semanas».
Para hacer este trabajo, GHF cuenta con «un puñado de organizaciones privadas recién formadas con historias oscuras y patrocinadores financieros desconocidos», según la investigación elaborada por el diario 'The New York Times'. La ONU advierte de que este nuevo sistema que trata de imponer Israel «podría poner en peligro a la población civil al obligarla a caminar kilómetros, a través de las líneas militares israelíes, para obtener alimentos». El organismo internacional también critica que el sistema podría facilitar un plan hebreo para desplazar a la población civil del norte de Gaza, ya que los puntos de distribución iniciales solo estarían en el Sur.
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