De arenal a jardín sombreado con un murmullo de agua
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Surgidas del Ensanche Cortázar, las plazas de Zaragoza y Zubiri han cambiado su fisonomía varias veces y ahora buscan su nueva forma con el final de las obras del TopoLola Horcajo y J. J. Fdez. Beobide
Lunes, 26 de mayo 2025, 00:14
En estos días se habla del futuro de la plaza de Zaragoza, la última zona a reurbanizar cuando concluyan las interminables obras del nuevo Topo. ... Desde su comienzo, la constructora ocupó esta plaza para colocar sus casetas de obra y ha realizado en ella una gran boca de aireación del túnel. Todo ello ha supuesto la eliminación de gran parte de sus jardines y de su arbolado, con el compromiso, al finalizar la obra, de reponer el ajardinamiento de la plaza o realizar un nuevo diseño si el Ayuntamiento así lo exige.
Participación ciudadana. En un positivo proceso de participación ciudadana, el Ayuntamiento ha presentado un proyecto que ofrece una solución de diseño muy diferente a la anterior, para que ciudadanos, vecinos y asociaciones aporten sus opiniones y confronten sus necesidades.
En la reunión mantenida el pasado lunes, de la que dio cumplida cuenta El Diario Vasco al día siguiente, se expuso la opinión mayoritaria de los asistentes, que proponían el mantenimiento de la plaza de Zaragoza como zona ajardinada, sombreada, y de estancia tranquila, rechazando razonadamente la propuesta de plaza dura en la que desaparecían el estanque, la fuente y la escultura preexistentes.
Aportamos en este reportaje una mirada al pasado para conocer la pequeña historia de esta plaza.
Detrás de las villas de La Concha. Tras el derribo de las murallas, el proyecto de ensanche de Cortázar contemplaba la construcción de una fila de chalets en primera línea de la playa de La Concha, para la población veraniega. Detrás de ellas, las nuevas manzanas cuadrangulares previstas, en su adaptación con la disposición transversal de la calle Zubieta, dejaban tres solares triangulares menores que fueron destinados a tres pequeñas plazas que se interponían entre las elegantes villas y el humilde barrio de San Martín, llamado a desaparecer hacia 1900. Son las actuales plazas de Zubiri, Zaragoza y Zubieta.
La plaza del Arenal. La plaza de Zaragoza tuvo otro nombre anteriormente. En 1866, mientras se levantaban los primeros chalets de La Concha, se le impuso el nombre de plaza del Arenal, «para conservar la denominación antigua con que era conocida esta parte meridional de la ciudad, en las cercanías de la Concha, por razón de hallarse constituida por extensos arenales y dunas» según dejó escrito Serapio Múgica.
La primera plantación en esta plaza, delimitada por las calles Zubieta, Manterola y Arrasate, fue exclusivamente arbórea en toda su superficie, sombreada en verano y soleada en invierno.
La fuente del niño de la oca. Desde principios del siglo XX, esta plaza tuvo como único elemento decorativo una fuente de mármol rojizo, de doble piso, coronada por una figura de hierro fundido, representando un niño que agarra por el cuello a una oca y de cuyo pico mana el chorro de agua. Esta figura, inspirada en una antigua escultura griega, había estado colocada en la vieja Pescadería de la calle San Juan hasta 1899, año en el que fue derribado el edificio.
Los primeros parterres. Con el nuevo barrio de San Martín en plena construcción, en 1908, el entonces director de Jardines Municipales, Benito Menéndez, adornó esta plaza con seis parterres florales formando un triángulo, que mejoraban su estética y aportaban colorido en una zona cada vez más transitada por tener el hotel Continental a un lado, el hotel Biarritz al otro y, en el extremo, la alhóndiga.
Plaza de Zaragoza. Por iniciativa de la sociedad Euskal Billera, recogida por el Ayuntamiento en 1936, la plaza del Arenal se rebautizó como plaza de Zaragoza queriendo honrar a la numerosa colonia procedente de la capital aragonesa que, desde muy antiguo, veraneaba en nuestra ciudad. Quedó inaugurada el 7 de junio con la presencia de las autoridades de la capital maña.
El jardín había sido reformado con un parterre triangular central que mantenía la fuente y estaba rodeado de arbolado y bancos. El pequeño parque se había convertido en un lugar de descanso y tranquilidad, en contraposición a la calle Zubieta, cada vez con mayor tráfico de automóviles y tranvías.
En correspondencia, la ciudad de Zaragoza denominó como paseo de San Sebastián, la avenida jalonada de parterres de estilo versallesco, que atraviesa su histórico Parque Grande (de José Antonio Labordeta desde 2010).
Aparcamientos entre jardines. A principios de los años 60, con la circulación en aumento, los coches se apoderaban de cualquier espacio disponible para aparcar. El Ayuntamiento no sólo hacía la vista gorda, sino que llegaba a facilitar su entrada en parques y jardines. Así sucedía en el Boulevard, en el paseo de los Fueros o en las tres plazas de la calle Zubieta donde los automóviles invadían totalmente el espacio libre entre árboles y bancos.
El murmullo del agua. La carencia de agua era un problema que padecía la ciudad en esos años, especialmente en verano, cuando los cortes de suministro o la falta de presión no eran raros. El embalse de Artikutza se había quedado pequeño. También la fuente de la plaza de Zaragoza había dejado de manar.
En 1976 entró en servicio la presa de Añarbe, y para celebrar la nueva traída de aguas, se inauguraron dos fuentes luminosas: una en los jardines de Ondarreta, junto a la gasolinera, y la otra en la plaza de Zaragoza. En esta última, los jardines se reformaron, añadiendo parterres perimetrales que impedían el aparcamiento, y se amplió su superficie hasta el frente del Hotel Orly. El 23 de julio de 1976 se inauguró el estanque, de forma irregular «al estilo de un lago natural y dotado de un juego de surtidores de agua», que se convirtió en el elemento distintivo de esta plaza, que unía al atractivo de la sombra y el verdor, el del murmullo del agua.
1866 Recibe el nombre de plaza del Arenal.
1900 Se coloca la fuente del niño con la oca.
1908 Es una plaza densamente arbolada que separaba las villas de La Concha del viejo barrio San Martín.
1908 Se adorna con 6 parterres decorativos, al mismo tiempo que se construye el nuevo San Martín.
1936 Se renombra como plaza de Zaragoza y se sustituyen los parterres por uno central triangular.
1976 Con motivo de la traída de aguas del Añarbe se instala un estanque con una fuente luminosa y parterres perimetrales. La fuente del niño de la oca se traslada a la plaza del Hotel de Londres (plaza X. Zubiri).
1988 Se inaugura la escultura en homenaje a Antxon Ayestarán.
2018 La plaza es ocupada y queda muy afectada por las obras del Topo.
Finales de 2026 Tras ocho años de obras, se espera que la plaza quede liberada y se proceda a su recuperación.
Así describía José Mª Donosty la renovada plaza de Zaragoza: «la plazoleta ha adquirido el rango de un amable y placentero lugar de la ciudad, adornado de vivos surtidores de agua y de un estanque, de verdor y de arbustos en sus arriates de césped, de la sombra propicia de los antiguos árboles cuidadosamente respetados... De estos pequeños detalles se hacen gratas y bellas las ciudades...».
La Voz de Antxon Ayestarán. Antxon Ayestarán fue uno de los directores más queridos del Orfeón Donostiarra. En los 18 años que estuvo al frente del mismo, éste alcanzó un altísimo prestigio internacional. Su carrera quedó truncada en 1986 por un accidente de tráfico, cuando contaba 47 años.
En su recuerdo, en 1988, se colocó en este jardín una escultura consistente en un monolito de hormigón de 3 m de altura, obra de Koldo Merino, en donde se aloja una lámina de acero inoxidable, del artista Bernard Baschet, que representa 'La Voz' en recuerdo del director fallecido. Completaban la obra varias pequeñas piezas de acero colocadas cerca del estanque, y una pieza sonora que, con el impulso de una corriente de agua, emitía notas musicales. Este artilugio, acondicionado por el relojero donostiarra Juan Gutiérrez, fue víctima del vandalismo repetidas veces, necesitando continuas reparaciones, lo que provocó su retirada hacia el año 2000.
La plaza del Hotel de Londres. La placita triangular de la calle Zubieta, frente a la entrada principal del Hotel de Londres, no tuvo nombre hasta que adoptó el actual de Xabier Zubiri, filósofo donostiarra fallecido en 1983.
Este reducido espacio, a lo largo del tiempo, albergó sucesivamente arbolado, jardines, fuente de agua e incluso surtidor de gasolina y aparcamiento de coches. En 1976, la plaza se unió a la acera del hotel y se ajardinó con parterres alrededor de una fuente de piedra rematada con una escultura. Se trata de la figura del niño gordinflón agarrando a la oca, proveniente de la plaza de Zaragoza. Este rincón, aunque cercado por el tráfico, se ha mantenido hasta su desmantelamiento al comienzo de las obras del Metro.
El Topo bajo el parque. A finales de 2018, la plaza de Zaragoza y la de Zubiri, quedaron ocupadas por las obras del Topo. En noviembre de 2020 se anunciaba que recuperarían su normalidad ¡en menos de un año! Actualmente, se prevé que sea a finales del 2026. Queda ahora por decidir su diseño final y si, pese a los nuevos condicionantes (boca del metro, rejilla de ventilación, paradas de autobús, etc.), estos espacios recuperarán su carácter: un jardín sombreado con estanque y escultura en el caso de la plaza de Zaragoza, y una fuente con parterres ornamentales en la placita del Londres. «Pequeños detalles que hacen gratas y bellas las ciudades».
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