«Necesitamos salir de Nueva Caledonia»

Aguayo y su marido Justus, de origen alemán, aterrizaron en Nueva Caledonia a principios de mayo. Poco después, el parlamento galo aprobó la reforma y el ala independentista comenzó una serie de protestas que han llevado a Francia a decretar el Estado de Emergencia ante los hechos acontecidos. Por el momento, la revuelta se ha saldado con seis muertos y más de doscientos heridos. «Nosotros estamos bien. Estamos alojados en un Airbnb a varios kilómetros del epicentro del conflicto. No corremos peligro, pero queremos volver a nuestras casas», comenta Aguayo en declaraciones anoche a este periódico.

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El pasado 14 de mayo, las Cortes Generales tomaron el aeropuerto de Nueva Caledonia, lo que impide la salida de cualquier turista, entre ellos Aguayo y su pareja. Dos días después, el 16, tenían el viaje de vuelta a casa, pero el avión no pudo salir: «Hemos intentado ponernos en o con el Ministerio de Exteriores por los canales telemáticos, pero por el momento no hemos tenido respuesta alguna. Nos sentimos desamparados. No pido que el Gobierno nos ponga un avión para nosotros, pero llevamos una semana aquí sin recibir respuesta. Por parte de las instituciones alemanas tampoco nos han dicho nada», se lamentaba.

Por el momento, la única respuesta institucional que han logrado ha sido por parte de la embajada española en París, gracias a la ayuda del Cónsul Honorario en la Polinesia, y continúan en conversaciones con las autoridades australianas y neozelandesas -quienes han repatriado a más de medio millar de turistas- para tratar de abandonar el país. «Esperamos salir pronto», confía.

El presidente francés Emmanuel Macron voló este miércoles a Nueva Caledonia en un intento por apaciguar la crisis política. El mandatario galo planea «escuchar, hablar y mantener conversaciones» con los responsables políticos en un intento por «dar respuesta a las preguntas que se plantean, tanto en el aspecto de la reconstrucción como en el político».