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Suena el teléfono vasco de atención a víctimas de violencia machista. Lo descuelga una psicóloga profesional. Al otro lado está Ana -nombre ficticio-, que acaba ... de ser forzada por un amigo. «Cuando me desperté me dolía todo el cuerpo. Él estaba a mi lado y pensaba que aquello no había pasado. Le dije que no me apetecía, que no quería nada. Es mi colega. Bebimos demasiado y le dije que podía quedarse a dormir en casa, pero no conmigo. Estoy descolocada. Toda mi cuadrilla va a pensar que yo le provoqué. Es un buen chico, es mi amigo, no lo entiendo», se desahoga, y pide ayuda. Unos minutos después vuelve a sonar. Es María -también nombre ficticio-. Necesita hablar. «No es la primera vez que llamo, pero sí la primera que me sale la voz. Las demás veces he colgado cuando os escuchaba», dice. Tiene 35 años. «Cuando era pequeña mi tío hacía cosas conmigo que no estaban bien. Hacía que me sentara en sus piernas y me acariciaba todo el cuerpo. Decía que era un juego entre él y yo. Siento asco. Se supone que tenía que cuidarme».
900 840 111
Las llamadas al teléfono vasco de atención a víctimas de violencia machista (900 840 111) no han hecho más que aumentar en los últimos años y las de Ana y María son solo un ejemplo. La evolución de las atenciones evidencia «una tendencia al alza» sobre todo de la violencia sexual hacia las mujeres, con un incremento del 60% desde 2018. Entre enero y octubre, este servicio del Gobierno Vasco ha atendido 497 llamadas (confidenciales y anónimas), frente a las 310 de hace seis años, según datos que dio a conocer este jueves la consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Nerea Melgosa, en la sede de Agintzari, la entidad social que gestiona el teléfono Satevi. Casi medio millar de las atenciones corresponden a mujeres que sufrieron violencia sexual «en el ámbito de la pareja o expareja».
En vísperas del 25-N, Melgosa recordó que «la violencia machista es el indicador más grave de la desigualdad entre hombres y mujeres y una vulneración de los derechos humanos, que ningún gobierno ni ninguna sociedad avanzada puede tolerar». En Euskadi, «más de 5.500 mujeres precisan de protección», mientras que en el conjunto del Estado han muerto 1.300 a manos de sus parejas o exparejas, «más de medio centenar de ellas en Euskadi».
Entre las llamadas que ha recibido el número de atención a las víctimas de violencia machista destacan los casos de violencia sexual, que suelen producirse «en un marcho de confianza y cercanía», como la pareja, la familia, las amistades o el entorno laboral.
2.546
atenciones ha realizado el teléfono de ayuda a víctimas de violencia machista de Euskadi en lo que va de año.
El Gobierno Vasco, a través de la Dirección de Servicios Sociales, presentó también una nueva guía de recursos y servicios para las víctimas de violencia machista. El documento busca ayudar a las mujeres a identificar qué es la violencia y el daño físico, psíquico y sexual, así como cuáles son sus derechos, una vez que se ha identificado como víctima y adónde recurrir en caso de agresión. En el acto también participaron la viceconsejera de Políticas Sociales, Lide Amibilibia; su directora, Marian Olabarrieta, Oiane Zarate, psicóloga y coordinadora del teléfono y la directora de Emakunde, Miren Elgarresta, entre otros.
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