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El Código Intento Suicida Reciente (CISR), implantado por Osakidetza el 26 de abril de 2022, ha permitido detectar hasta el momento en Gipuzkoa a 379 ... personas en situación de riesgo de suicidio, lo que significa que este código se activa 25 veces al mes de media. El 63% de estas personas son mujeres y el 37% hombres, según datos facilitados por Andrea Gabilondo, psiquiatra de la Red de Salud Mental de Osakidetza. En cuanto a la distribución por edades, en el conjunto de Euskadi un 6,4% se corresponde con menores de 18 años, un 9,5% con mayores de 65 y el 84% restante con las edades intermedias.
El CISR es una de las medidas incluidas en la Estrategia de Prevención del Suicidio en Euskadi, puesta en marcha en 2019 para reducir la incidencia, prevalencia y el impacto de lo que constituye uno de los principales problemas de salud pública en el mundo. Se calcula que en todo el planeta una persona se quita la vida cada 40 segundos. Concienciar sobre este problema y revertir estas cifras es el objetivo del Día Mundial de la Prevención del Suicidio, que se celebra este domingo.
Andrea Gabilondo
Psiquiatra
«El código pretende mejorar la atención a las personas que han realizado un intento de suicidio, reciben una atención sanitaria en un hospital general de Osakidetza y van a ser dadas de alta, por ser personas con un riesgo de suicidio especialmente alto», explica Gabilondo. En concreto, indica, «el objetivo es mejorar la coordinación entre los distintos servicios que prestan la atención sanitaria a dicha persona (urgencias-hospital, atención ambulatoria, consejo sanitario), y la rapidez de dicha atención». Este procedimiento incluye la valoración por parte de un profesional de salud mental ambulatoria en un plazo breve de tiempo y un servicio de apoyo telefónico desde el Consejo Sanitario (este último servicio solo se ofrece a mayores de edad).
La persona que ha intentado suicidarse, afirma Gabilondo, «necesita una valoración psicosocial para conocer los factores que han podido influir en dicho intento suicida. A partir de ahí se decide el tipo de ayuda específica que la persona puede necesitar, que a menudo suele incluir apoyo psicoterapéutico aunque en función de sus necesidades concretas puede ser necesario incluir otro tipo de ayudas».
174 personas se quitaron la vida en el País Vasco en 2022. De ellas, 52 lo hicieron en Gipuzkoa
170 es el promedio anual de suicidios que se producen en Euskadi en los últimos diez años
866 es el número de veces en las que se ha activado el Còdigo Intento de Suicidio Reciente en Euskadi en el último año
63% de las personas que se encuentran en situación de riesgo de suicidio en Gipuzkoa son mujeres
Gabilondo recuerda que la ayuda a las personas en riesgo suicida «debe incluir siempre que sea posible a su entorno cercano. Los familiares o amigos suelen ser de gran ayuda en el periodo de recuperación. Pueden ofrecer compañía y comprensión, y servir de apoyo y contención en el día a día para superar los altibajos que puedan llegar hasta lograr la recuperación».
Para ello, recalca la psiquiatra, «suele ser necesario que el profesional de la salud informe y asesore a los familiares sobre cómo realizar dicho acompañamiento». También es útil «ofrecer material psicoeducativo que puede complementar la información ofrecida por el profesional», como el que se puede consultar en el apartado de salud mental de la web Osasun Eskola.
En los últimos diez años, el promedio de suicidios anuales en Euskadi es de 170. En 2022, se quitaron la vida en el País Vasco 174 personas, de las que 124 eran hombres y el resto mujeres. En Gipuzkoa se produjeron 52 suicidios (36 hombres y 16 mujeres). Por edades, la franjas comprendidas entre los 50 y 59 años y entre los 60 y 69 fueron las que más muertes acumuló, con 34 fallecimientos en cada grupo de edad. En el último año, el código CISR se ha activado en Euskadi en 866 ocasiones.
«Normalmente el camino que lleva a una persona a plantearse seriamente el suicidio es complejo e influyen factores de diversa naturaleza que suelen combinarse», explica Gabilondo. «Suele ser frecuente que detrás de un suicidio haya un problema de salud mental. Algunos expertos consideran en un 60-80% de los casos aproximadamente habría un problema de salud mental, normalmente una depresión pero también otros problemas como el consumo de alcohol. Otro factor muy relevante, de hecho es el que cuenta con mayor evidencia científica, es el antecedente de intento de suicidio previo, en especial en los primeros meses tras dicho intento».
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Otros factores incluyen los problema de salud graves, dolorosos o incapacitantes. «Se calcula que podrían estar presentes en un 30% de casos, en especial en personas mayores», dice la psiquiatra de Osakidetza. También figuran como factores las situaciones de aislamiento social (soledad, exclusión, discriminación), los acontecimientos vitales estresantes (desempleo, problemas interpersonales, legales, económicos) o la exposición a la violencia (bullying, abusos, maltrato), entre otros. Lo habitual es que se combinen varios factores. Cuanto mayor número de estos factores esté presente, mayor será el riesgo de suicidio.
En el documento en el que se recoge la Estrategia de Prevención del Suicidio en Euskadi se citan las señales de alerta que indican que una persona podría estar en un mayor riesgo de quitarse la vida. Estas pueden ser físicas o de comportamiento y verbales e incluyen por ejemplo el autoabandono, el aislamiento social y familiar, comportamientos altamente temerarios y otras conductas no esperadas como cumplir deseos pendientes, regalar pertenencias valiosas para la persona o despedidas inusuales, como si no se volviera a ver a la persona.
Los factores precipitantes son eventos o situaciones que pueden provocar un estrés intenso en un momento particular de una persona y pueden precipitar un acto suicida. En los varones, algunos tipos de estresores se relacionan con la enfermedad somática, los conflictos interpersonales, los problemas financieros, problemas laborales, familiares, desempleo o problemas de salud en la familia. En las mujeres, los tipos de estresores que más influyen son los trastornos mentales, los conflictos interpersonales y la pérdida de seres cercanos. Los desahucios también se han relacionado con un mayor numero de suicidios.
El documento también detalla una serie de factores protectores que incluyen habilidades sociales, capacidad de resolución de problemas, autocontrol de la impulsividad, alta autoestima, presencia de estrategias de afrontamiento adecuadas y capacidad de resiliencia. También se consideran importantes los valores y normas, como el valor de la propia vida, la esperanza y el optimismo. Entre los factores externos destacan la accesibilidad a los dispositivos de salud, la existencia de una red social y familiar apropiada, la participación social, y la restricción a métodos letales de suicidio. Los factores sociales y culturales que influyen en un mayor conocimiento y visibilización social del suicidio, o de los trastornos mentales y que facilitan la búsqueda de ayuda, también son elementos relevantes que se deben tener en cuenta.
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