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Martin Sansinenea y Martin Ruiz Egaña
Oiartzun
Jueves, 22 de agosto 2024
«Markel se sentía como en casa» cuando practicaba alpinismo. También Mikel, un «apasionado» de este deporte. A estos dos jóvenes guipuzcoanos les unía su ... pasión por la montaña, donde el miércoles encontraron la muerte de la forma más trágica mientras descendían el Mont Blanc de Tacul. Tras el amargo suceso, familiares y amigos de Markel Galdos y Mikel Etxezarraga, de 26 y 27 años respectivamente, recordaban ayer a los dos guipuzcoanos que, a pesar de su juventud, contaban «con gran experiencia en la montaña».
Las palabras de cariño hacia Markel y Mikel se sucedieron en cada esquina de las localidades de Oiartzun, Usurbil y Lezo, donde vieron crecer a estos dos jóvenes. Ayer, sus allegados hablaban con el corazón encogido y la aflicción era inmensa. Markel Galdos, vecino de Oiartzun, era un mendizale y escalador amante del deporte que «se sentía como en casa» cuando practicaba alpinismo. Perdió la vida el miércoles cuando realizaba un descenso desde el pico francés, junto a dos amigos de escalada. Su compañero Mikel Etxezarraga, natural de Usurbil y vecino de Lezo, también falleció en la caída, mientras que un tercer compañero de cordada, I.L., también oiartzuarra, pudo evitar caer al vacío y resultó herido leve.
La familia de Markel es muy conocida en el pueblo. Además, regenta el bar Galdos en el barrio de Gurutze. El establecimiento permanecía ayer cerrado, ya que la familia se encuentra «abatida por lo sucedido». Lo confirma una tía de Markel con la que pudo hablar DV y que se encontraba a escasos metros del negocio familiar recibiendo las condolencias de los numerosos vecinos que se acercaron al establecimiento.
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El accidente ocurrió «en un lugar en el que disfrutaba como el que más», afirmaba esta mujer sin poder contener las lágrimas. Y es que «Markel siempre estaba pensando en ir a la montaña, porque es el sitio donde disfrutaba». Por ello, considera que «al menos la desgracia ha ocurrido en un lugar como aquél». Sobre el fatal accidente, este familiar remarca que Markel «estaba muy preparado para hacer este tipo de ascensiones». El joven entrenaba en el rocódromo de Oiartzun y se preparaba «para lo que vendría luego», que eran las oposiciones para bombero, cuerpo en el que trabaja su padre. «Estaba cerca», añade con lástima. Mientras tanto, compaginaba la preparación con su trabajo como socorrista en el polideportivo de Lezo.
La montaña es algo que a los Galdos «les encanta», apuntan otros de su entorno cercano, que recuerdan que no es la primera tragedia que sufren en este escenario. Hace tres décadas Ana, otra tía de Markel, también perdió la vida en otro accidente de montaña.
Los vecinos que residen cerca de la vivienda familiar lamentaban profundamente lo ocurrido y destacaban que es «un gran golpe para un pueblo en el que Markel era una persona conocida». Uno de los empleados del bar Toki Alai, que se encuentra junto al bar Galdos, recuerda a Markel «de verlo muchas veces jugando en el frontón».
Las localidades de Lezo y Usurbil también lloran la pérdida de Mikel Etxezarraga, usurbildarra pero residente en el barrio lezoarra de Altamira desde hace varios años. Pasó su infancia y gran parte de su juventud en el barrio de Santu-Enea, situado en la margen izquierda del río Oria a su paso por Usurbil, en las faldas del monte San Esteban. Este joven alternaba las visitas a esta zona del municipio, donde reside su padre, con su tiempo en Lezo, localidad en la que vive su madre. La semana pasada, sin ir más lejos, fue visto por las calles de Usurbil con su inseparable patinete. «Desde pequeño iba siempre con un patinete. Ahora también iba con él a todos lados. Solía ir a la U de Usurbil a patinar», expresa un vecino de la localidad. «Era un chaval deportista. Antes era delgadito, pero luego echó cuerpo y era un chico fuerte. Pero la montaña tiene estas cosas. Es una desgracia», afirmaba un vecino del bloque donde reside su aita en Santu-Enea.
Etxezarraga también mantenía un estrecho arraigo con Lezo. «Siempre le ha tirado el deporte y llevaba tiempo yendo al gimnasio». Concretamente, frecuentaba con asiduidad el del polideportivo Bekoerrota de Lezo, donde lo recuerdan con mucho cariño. «Era un chico deportista, amable, divertido y siempre dispuesto a ayudar», asegura un habitual de las instalaciones.
Estudió en la ikastola Udarregi de Usurbil, y luego cursó estudios de ingeniería en la Universidad de Deusto.
Los familiares tanto de Markel como de Mikel salieron el mismo miércoles rumbo a Chamonix para tratar de acelerar los trámites para repatriar los cuerpos de los dos jóvenes lo antes posible. El Ayuntamiento de Oiartzun ha pedido que se respete la intimidad de los familiares afectados. «Oiartzun y los oiartzuarras tienen que ofrecer espacios seguros a los allegados de los fallecidos en momentos tan difíciles como éste», señaló la alcaldesa Joana Mendiburu a través de un comunicado, donde trasladó su «conmoción y tristeza» ante este suceso en el que, además, otro oiartzuarra resultó herido. Según indicó, Markel «era una persona que había participado en diferentes asociaciones del pueblo y que había aportado mucho al municipio».
El Ayuntamiento reiteró su «solidaridad y apoyo» a los familiares de los fallecidos, así como la ayuda necesaria para «agilizar en la medida de lo posible los trámites istrativos o poner a su disposición la ayuda psicológica». El Gobierno Vasco indicó que se ha puesto «a disposición del equipo consular y la familia para ayudar en lo que se le requiera y que pueda ser de utilidad», mientras que el Ministerio de Asuntos Exteriores también ha ofrecido asistencia consular a las familias.
El accidente de Markel Galdos en la bajada del Mont Blanc de Tacul no es la primera desgracia que golpea a esta familia oiartzuarra. El 22 de mayo de 1994, Ana Galdos, tía de Markel, falleció tras precipitarse por una pendiente del monte Balerdi, en la localidad navarra de Azkarate, cerca de Betelu. Al igual que Markel en Francia, Ana se encontraba escalando las paredes rocosas de una de las laderas de Balerdi. Tenía 25 años, uno menos que Markel.Treinta años más tarde la tragedia en la montaña sacude con la misma fuerza a la familia y vuelve a teñir de negro la localidad de Oiartzun, cuyos vecinos despertaron ayer conmocionados por la trágica noticia, igual que aquel 22 de mayo de 1994.
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