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Un experto en lenguaje no verbal destapa el incidente de Macron: «No fue un gesto juguetón»

Jesús Enrique Rosas contradice la versión oficial sobre el incidente en Vietnam, señalando que Brigitte «usó ambas manos para empujar la cabeza de Macron» y detectando señales de estrés e «ira oculta» en el presidente francés

J. F.

Martes, 27 de mayo 2025, 17:22

La escena protagonizada por Emmanuel Macron y su esposa Brigitte al descender de un avión en Hanoi que fue interpretado cómo una bofetada de ella hacia el presidente francés ha dado la vuelta al mundo. En pleno debate en Francia sobre si fue un gesto entre bromas o una agresión física, el experto en lenguaje no verbal Jesús Enrique Rosas ha realizado un exhaustivo análisis de todos los detalles del momento que registraron las cámaras.

El incidente ocurrió al momento de descender del avión presidencial en Vietnam, cuando las cámaras de la prensa capturaron una interacción entre el presidente francés, Emmanuel Macron, y la primera dama, Brigitte Macron. Las imágenes muestran a Brigitte haciendo un gesto hacia el rostro de su esposo. Este experto en lenguaje corporal, conocido como el «detective del lenguaje corporal» y presentador del programa 'The Body Language Guy', lo tiene claro: «este gesto no fue juguetón de ninguna manera».

Según Rosas, lo que sucedió no fue exactamente una bofetada, sino un «empujón». La primera dama «usó ambas manos para empujar la cabeza de Macron hacia atrás» con un «gesto muy fuerte, empujando su cara hacia atrás con ambas manos». El experto señala que este gesto fue tan fuerte que la cabeza del presidente «quedó muy hacia atrás, incluso a un lado».

La reacción de enfado de Emmanuel Macron

El análisis se centra en gran medida en la reacción de Emmanuel Macron. Así, este especialista señala que justo antes del gesto el presidente «tenía una expresión neutral y su cuerpo estaba relajado». Rosas asegura que todo indica que Macron «no esperaba ese gesto de Brigitte». Cuando ocurre el empujón, Macron «se da cuenta de que ella está haciendo eso y es ahí cuando se da cuenta de que las cámaras estaban ante ellos». Así, «Macron se da cuenta de que todos fuera acaban de presenciar el incidente y se muestra sobresaltado, con un claro gesto de sorpresa porque es obvio... no esperaba eso».

El presidente francés trata de reconducir la situación y salvar las apariencias. Rosas puntualiza que entonces se le ve hacer un «gesto de 'anclaje' muy innecesario» con su mano izquierda en el asiento, algo que las personas hacen «bajo estrés para encontrar algo de consuelo cuando estás alterado». También «se toma un minuto para recomponerse» antes de salir del avión y hace un «gesto pacificador tocándose la nariz», lo que sugiere que estaba «un poco nervioso en este momento».

Tras el incidente, la postura corporal de Macron cambia. Rosas observa que se le nota incómodo y tenso. Así, una vez fuera del avión, ofrece su brazo a Brigitte para descender las escaleras, un gesto habitual. Sin embargo ella lo ignora y rechaza el ofrecimiento, optando por bajar sin su ayuda. El jefe de Estado francés «aún mantiene su brazo doblado por unos pocos pasos más hasta que finalmente se rinde». Este fue un «momento muy incómodo», que el experto considera un eufemismo.

«Brigitte lo ridiculizó»

Las señales de lenguaje corporal de Macron posteriores al incidente sugieren un profundo malestar. En una fotografía posterior, se observa la mano izquierda de Macron en un puño con los nudillos blancos, lo que Rosas identifica como «ira oculta». El experto concluye que «estaba realmente enojado». Además, su expresión facial, la zona baja de la ceja que no es habitual en él, y su mandíbula, que parece más ancha de lo normal con los labios apretados, sugieren que «estaba apretando la mandíbula con fuerza». Rosas sugiere que «Brigitte lo ridiculizó frente a todos».

Otro detalle analizado es el apretón de manos que Macron da a la persona que los esperaba. Rosas subraya que usó un «apretón de manos dominante, con la palma hacia abajo», especulando que «quizás quería sentirse dominante de alguna manera después de ese empujón».

Frente a este análisis del experto, la versión oficial del Elíseo y del propio Emmanuel Macron es que la interacción fue un acto «bromeando, como lo hacemos a menudo» y un «momento de complicidad», negando cualquier «pelea doméstica». Macron expresó estar «sorprendido» por el revuelo y calificó la controversia como algo «nimio» que no debería convertirse en una «especie de catástrofe geoplanetaria».

Sin embargo, para Jesús Enrique Rosas, la evidencia del lenguaje corporal es clara y contradice la explicación oficial. Califica el evento como una «muestra de violencia doméstica» y concluye que fue «bastante vergonzoso y preocupante de ver».

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