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Martes, 21 de diciembre 2021
La cuestión del aislamiento de edificios puede parecer evidente, por numerosas razones que todos conocemos en mayor o menor medida, pero la realidad es que hay muchas viviendas mal aisladas. Y en muchas situaciones se puede mejorar el aislamiento de una manera rápida, económica y muy efectiva.
Los beneficios más inmediatos son el confort y el ahorro. Con un buen aislamiento, la temperatura de las habitaciones se mantiene constante y uniforme, produciendo una sensación de confort y calidad ambiental, a la vez que los sistemas de climatización, se apagan regulando así de una forma eficiente y económica.
Muchas veces se da la situación de que a pesar de tener la calefacción encendida la casa no se calienta. Hay paredes o techos fríos que están en o con el exterior. Esto produce una sensación de frío muy desagradable.
Por otro lado, en los largos días de verano, cuando el sol calienta el tejado y las paredes exteriores de nuestras casas, el calor se transmite al interior, teniendo que dejar los equipos de aire acondicionado funcionando durante el día, con la sensación de disconfort que produce el aire excesivamente frío en las personas y con el consiguiente consumo de energía.
El vapor de agua condensa cuando la humedad del ambiente es muy elevada y la temperatura de la pared muy fría. Elevando la temperatura de ésta se evita la condensación. Aquí te contamos las señales que debes tener en cuenta para detectar un problema de humedad.
Las humedades provocan un deterioro en las condiciones de habitabilidad, proliferando las colonias de hongos que se extienden en las superficies frías. Estos hongos son muy peligrosos ya que pueden producir rinitis, asma, neumonitis de hipersensibilidad y conjuntivitis.
El ruido se considera como uno de los principales factores de malestar en nuestra sociedad. En muchas situaciones, oímos las conversaciones de nuestros vecinos, la música que escuchan, la televisión, el ruido que producen al caminar…ruidos que muchas veces afectan a nuestro día a día.
En una casa mal aislada, las pérdidas de energía son máximas en invierno.
Alrededor de un 25% del calor se pierde por la cubierta del edificio, otro 35% por las fachadas, 10% por las ventanas, 10% por el suelo y el 20% restante se reparten entre la renovación del aire y los puentes térmicos. Aislando podemos reducir el consumo energético en hasta un 54%, lo que supone un importante ahorro económico. Además es una inversión que en unos 2-3 años puede estar amortizada, aumentando el valor de venta de la vivienda.
El consumo de los edificios supone el 40% del consumo de la energía final de la Unión Europea y del 36% de las emisiones de CO2. Los edificios demandan energía dependiendo de aspectos como la envolvente, la orientación y su ocupación. Existen numerosas acciones que permiten reducir el consumo energético de los edificios. Entendemos que la primera es aislar.
La implantación de la directiva 2010/31 en su apartado CTE-DB HE (Ahorro de energía) y la aprobación del RD 235-2013 sobre la obligatoriedad de las certificaciones energéticas pretenden dar un paso adelante en la búsqueda de edificios de consumo casi nulo.
Si considera que es necesario aislar su edificio puede pedir su estudio en:
www.hogarsecoyaislado.com a través del email: [email protected] o de los teléfonos 628 578 462 - 944 948 396 - 943 910 368 - 945 420 203
Hay una serie de materiales que ofrecen las mejores prestaciones térmicas para el hogar. Estos son ideales para no dejar escapar el calor de la vivienda en invierno y para no permitir que entre en verano:
Celulosa: actualmente es uno de los materiales aislantes más utilizados. Además de tratarse de una opción muy económica, es un material natural y ecológico, y es muy resistente frente al fuego.
Fibra de vidrio mezclada con silicona: un material económico y no inflamable aunque de difícil instalación.
Lana de roca: es un material que no se recomienda en zonas de climas muy cálidos.
Corcho: los resultados de este material son excelentes, ya que permite sellar huecos y es un aislante acústico muy destacado.
Espuma de poliuretano: ayuda a conseguir un gran ahorro en el consumo de energía. Sin embargo, se trata de un material que, con la exposición directa a la luz solar, se vuelve muy frágil.
Poliestireno expandido: ideal para colocar en las paredes y muy resistente al agua.
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