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Aún viven algunos donostiarras que recuerdan el hundimiento. Fue el 7 de junio de 1942. El buque mercante alemán 'Joâo Pessoa', cargado con mineral de ... hierro, chocó a las 20.30 horas a la altura de Monpás con la roca conocida como Picachilla y se fue a pique a la mañana siguiente. Su tripulación se salvó y sus restos quedaron sumergidos a unos 25 metros de profundidad. Lo que quedó de aquel barco, sometido a desguace submarino entre 1945 y1946, se puede ver por primera vez en la exposición que inaugura este sábado el Aquarium donostiarra. La exposición es fruto del trabajo fotográfico y de vídeo realizado por Luis Mari Naya y Jesús Carlos Preciado, junto al resto de la Sección de Actividades Submarinas del Real Club Náutico donostiarra.
La muestra 'Joâo Pessoa' cuenta la historia de este barco, de cien metros de eslora y 3.000 toneladas, perteneciente a la firma alemana Hamburg-American Packet Company, que en plena II Guerra Mundial transportaba mineral de hierro de Bilbao a Burdeos. Dice la leyenda –y hasta cierto punto también la lógica–, que si el mercante optó por navegar tan cerca de la línea de costa fue por el hostigamiento de un submarino de la Royal Navy británica, pero tampoco hay ningún documento histórico que lo acredite. Sus 44 tripulantes fueron rescatados, trasladados a Baiona y posteriormente evacuados de vuelta a Alemania.
Veinte imágenes submarinas y un vídeo de ocho minutos muestran el pecio del barco en su precario estado actual, después de 79 años bajo las aguas del Cantábrico y una vez que ya fue desguazado a conciencia a mediados de los años cuarenta, en su estructura y en su cargamento, por la empresa zumaiarra de Genaro Mancisidor. Además, la exposición se completa con tres fotografías que ilustran la presencia de tropas nazis en San Sebastián durante la ocupación alemana de Francia: una del jefe de las SS, Heinrich Himmler, en la Plaza de Gipuzkoa con motivo de su estancia donostiarra de 1940 para preparar el encuentro de Hendaya entre Franco y Hitler; otra de un grupo de mujeres donostiarras departiendo con oficiales alemanes en una terraza de la Avenida; y una tercera, tomada el 1 de mayo de 1941 durante un mitin nazi en La Perla, entre esvásticas y txistularis.
Aunque los restos del 'Joâo Pessoa' fueron localizados y marcados hace años por los hermanos Egia, según explica Luis Mari Naya, pero no fue hasta hace quince años que los submarinistas del Club Náutico comenzaron a bucear en la zona con la intención de obtener imágenes. Aunque los veinticinco metros de profundidad permiten inmersiones de hasta cuarenta minutos, no es fácil hacer fotografías del pecio, ni tampoco grabar imágenes de vídeo: las burbujas que emiten los propios submarinistas provocan desprendimientos del óxido que empeñan la nitidez de las capturas.
Joâo Pessoa Veinte fotografías, un vídeo e imágenes de contexto, sobre el pecio del buque alemán y la relación de los nazis con San Sebastián.
Lugar Sala T del Aquarium donostiarra
Fechas Desde hoy hasta el 9 de enero.
El caso del 'Joâo Pessoa' –cuyo nombre obedece a la costumbre de la Hamburg-American Packet Company de bautizar sus embarcaciones con denominaciones brasileñas dada su estrecha relación comercial con este país–, no es extraña, excepto por las circunstancias de su hundimiento. De hecho, eran numerosos los buques mercantes alemanes que cubrían esa ruta, con el objetivo de transportar materias primas hasta Alemania.
Sin embargo, por algúna razón en este caso el barco se acercó excesivamente a la costa y acabó chocando con Picachilla, una punta rocosa de treinta metros, visible incluso en momentos de marea muy baja, que figura desde hace décadas en todas las cartas marinas. En todas, excepto en la del 'Joâo Pessoa'. Que trazara esa ruta de navegación para evitar a algún submarino británico es la hipótesis más razonable, aunque carece de soporte documental que la sustente.
En cualquier caso, Naya considera que esta exposición sirve para «recordar la importancia del patrimonio histórico sumergido. Es importante que el pecio se quede ahí para concienciar». Según destacó el responsable de la muestra, «la mayor dificultad fue identificar el nombre del barco cuyos restos habíamos encontrado», algo que sólo pudo hacer tras consultar los fondos del Archivo General de la istración, en donde figura la localización y filiación de los barcos hundidos en el litoral español.
La exposición, que permanecerá en la Sala T del Aquarium hasta el próximo 9 de enero. La producción ha corrido a cargo del propio centro donostiarra y ha contado con la colaboración del Náutico, Azti y el Museo de la Educación de la Universidad del País Vasco.
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