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El Gobierno Vasco ha decidido reforzar las ayudas a la natalidad a partir de 2023 para afrontar el complicado reto demográfico. La medida estrella, anunciada ... el miércoles por el lehendakari en un pleno monográfico del Parlamento, será una ayuda directa de 200 euros al mes por cada hijo hasta que cumplan los 3 años. Jonan Fernández, encargado de coordinar las políticas demográficas en Euskadi desde la Secretaría General de Transición Social y Agenda 2030, asegura que la idea es crear una «red de apoyo» para que los jóvenes encuentren las mejores condiciones posibles si deciden ser padres.
– ¿La ayuda de 200 euros por hijo es una medida útil para reactivar la natalidad?
– Es una medida necesaria dentro de un paquete más amplio, porque una única iniciativa no produce efectos milagrosos sobre una crisis tan compleja como la demográfica. El conjunto de medidas que se van a articular a partir del próximo año tienen que reforzar las condiciones para hacer más favorable la posibilidad de emancipación de los jóvenes y que puedan tener hijos.
– Además de las anunciadas por el lehendakari en el pleno, ¿podría haber medidas adicionales?
– La 'Estrategia vasca 2030' que ultima el Gobierno Vasco contiene 37 iniciativas relacionadas con el empleo juvenil, la emancipación, la vivienda, la natalidad... Las cuatro medidas que anunció el lehendakari en el pleno son algunas de las principales (ayuda de 200 euros al mes por cada hijo hasta los 3 años; gratuidad de las guarderías de 0 a 2 años; préstamos sin intereses para proyectos dirigidos a jóvenes; e incorporación de la perspectiva demográfica en todas las leyes vascas). Pero a eso habría que añadir los acuerdos que se adoptaron en el pleno y que también formarán parte de la Estrategia. El objetivo es aprobarla en junio para que las iniciativas que tengan una repercusión presupuestaria se incluyan en los Presupuestos de 2023.
– ¿Las ayudas directas a la natalidad van a la raíz del problema?
– Hemos visto que los países con mejores balances demográficos, como pueden ser Francia o Suecia, tienen este tipo de ayudas. El mensaje que queremos trasladar a la juventud es que la emancipación y la crianza de los hijos no deben afrontarse como un trapecista que va sin red, sino que existe una red que está compuesta por esta ayuda de 200 euros al mes, que se suma a las deducciones fiscales de 900 euros anuales por un hijo y de 2.100 por el segundo hijo; que hay también ayudas al alquiler y que, si la familia tiene pocos recursos, existen las ayudas de la RGI... Una medida aislada no va a solucionar la crisis de natalidad, pero tratamos de crear un ecosistema de condiciones favorables para cambiar la tendencia.
200 euros al mes de ayuda directa cobrarán las familias vascas con hijos menores de 3 años a partir del 1 de enero de 2023. Lo que equivale a 2.400 euros anuales y 7.200 en tres años.
43.5000 familias se beneficiarán de esta nueva ayuda a partir del próximo enero, ya que la media de nacimientos en Euskadi en los tres últimos años ronda las 14.500 euros anuales
100.000 euros de renta estandarizada es la cifra que no podrán superar las familias para cobrar la ayuda por hijo. En renta bruta, supone 180.000 euros anuales para una pareja con un hijo.
1,28 hijos por mujer es la media que tiene Euskadi actualmente, una de las más bajas de Europa junto a la de Italia. La media europea es de 1,53 hijos.
– ¿Un ecosistema de este tipo puede provocar cambios en la mentalidad de los jóvenes?
– Esta es la hipótesis con la que trabajamos, ofrecer una mayor certidumbre de la que ha podido haber hasta ahora ante las incógnitas a las que una persona joven se enfrenta ante el futuro: la precariedad del trabajo, la carestía de la vivienda o de la crianza de los hijos... Ante eso, se trata de ofrecer certidumbres y decirles a los jóvenes que no están solos. Deben saber que contarán con una red de apoyo. Eso no significa que no vayan a tener que seguir peleando en la vida, pero no se van a quedar en la cuneta.
– El Parlamento instó el miércoles al Gobierno Vasco a extender el permiso paternal en el ámbito privado a las 18 semanas, por las 16 actuales. ¿Lo harán?
– A diferencia de la ayuda de 200 euros, que comenzará a aplicarse el 1 de enero de 2023, para la extensión del permiso parental no hay una previsión concreta. Pero hay una invitación del Parlamento y esperamos que pueda concretarse en la estrategia que aprobaremos en junio.
– Los efectos de este tipo de medidas en la natalidad, ¿se deben valorar a medio y largo plazo?
– Sabemos que los resultados no se van a producir en el corto plazo, en 2024 o 2025 será imposible ver un cambio de tendencia brutal, pero esperamos que se aprecie con el paso de los años.
– ¿Por qué Euskadi tiene una de las tasas de natalidad más bajas de Europa, junto a Italia?
– Es la pregunta del millón... Es un conjunto de factores que se suman, pero es evidente que hay un cambio cultural, de valores y de prioridades, que en muchos casos se ha producido por avances positivos como la igualdad entre hombres o mujeres o la mayor capacidad de las personas para decidir sobre su futuro. Cambios que también han generado nuevas dificultades. Nuestra tasa de natalidad está entre las más bajas de Europa, pero tampoco es muy diferente a la de las principales economías europeas. La tendencia a la baja natalidad es general en la UE.
– ¿Estas tendencias son difíciles de revertir?
– Muy difíciles. Por eso hay que hacer un trabajo compartido entre las istraciones, las empresas y la sociedad en general para ofrecer la mayor certidumbre posible a los jóvenes. Aquí no sirve de mucho la demagogia porque no hay respuestas fáciles.
– ¿Hay una relación directa entre la emancipación tardía y la baja natalidad?
– Sí, porque la emancipación tardía retrasa la edad a la que se tiene el primer hijo, y eso retrasa aún más la posibilidad de tener un segundo o tercer hijo, que en ocasiones se quedan en proyecto.
– La ayuda de 200 euros mensuales será compatible con las actuales deducciones fiscales. ¿En el campo de la fiscalidad se podrían introducir mejoras?
– Seguramente sí. Esta es una competencia de las instituciones forales, con las que estamos trabajando de manera coordinada, y creo que será una cuestión que también se abordará.
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– Algunos expertos consideran que la fiscalidad actual no ayuda especialmente a las familias con menos recursos...
– Todas estas cuestiones deben valorarse y repensarse en este proceso que iniciamos ahora con la perspectiva de 2030.
– ¿Una ayuda prácticamente universal como la de los 200 euros mensuales es la mejor opción o la más justa?
– Hemos considerado que sí, que una ayuda prácticamente universal (se quedarían fuera las rentas estandarizadas superiores a los 100.000 euros anuales) es la fórmula más equilibrada para apoyar este mensaje en favor de la construcción de familias. La idea es que las familias puedan tener los hijos que deseen y cuando lo deseen, y que no sufran retrasos o limitaciones por la falta de condiciones materiales. Esta fórmula es un incentivo para ello.
– Las nuevas ayudas multiplicarán por siete el presupuesto destinado a las políticas de natalidad en Euskadi. ¿Todo el dinero que se destina a este propósito es una buena inversión?
– Estoy convencido de que sí. Pasaremos de un gasto de 20 millones a otro de 145 millones al año, pero es una inversión de futuro, porque las familias son la principal potencia de una sociedad para el progreso y la prosperidad.
– Hirukide ha lamentado que las nuevas ayudas se centran en los menores de 3 años, pero «se olvidan» de los hijos que superan esa edad. ¿Tienen previstas más ayudas a partir de los 3 años?
– A la hora de establecer un primer horizonte, nos ha guiado el planteamiento de Unicef de dar prioridad a los primeros 1.000 días de vida de los niños. Hemos seguido esa guía atendiendo también a nuestras posibilidades presupuestarias, porque a todos nos gustaría multiplicar la inversión por cien, pero hay que adaptarse a lo posible. Por ahora se trata de una ayuda importante para arrancar, para echar a andar un proyecto de familia, y para después de los 3 años continúan las deducciones fiscales y las ayudas a las familias numerosas que están ahora mismo en vigor, entre otras. No es que desaparezcan todas las ayudas cuando los niños cumplen los 3 años.
– ¿Pero se plantean impulsar alguna medida específica más allá de los 3 años?
– La ayuda de los 200 euros es un primer paso que va a necesitar evaluación y una perspectiva de progreso. Habrá que analizar qué efectos tiene y, en función de eso, se valorarán nuevos pasos.
– El lehendakari dijo claramente en el pleno que Euskadi vive un «invierno demográfico». ¿La situación es preocupante?
– Hay que hablar claro y decir las cosas tal y como son. El balance demográfico actual es preocupante, por mucho que las consecuencias directas se puedan ver dentro de 10, 15 o 20 años. Es difícil palpar la urgencia inmediata de este problema, pero hay que entender que, si no actuamos ahora con decisión, las consecuencias pueden ser muy graves dentro de unos años.
– El envejecimiento de la población vasca es un hecho. ¿Es inevitable que vaya a más?
– Ahora mismo esa es la tendencia. En la Estrategia 2030 nos planteamos un primer objetivo modesto que es cambiar la tendencia negativa tanto en emancipación como en tasas de natalidad, aunque sea un poco.
– Algunas empresas ya empiezan a alertar de que tienen dificultades para hacer un relevo generacional en determinados puestos de trabajo...
– Estas dificultades, que pueden ir en aumento, son un factor de alta preocupación y un elemento más que nos incentiva para adoptar medidas.
– ¿La solución para paliar el envejecimiento de la población será una mayor llegada de población migrante?
– La migración no será la solución definitiva a este problema, tampoco se puede crear una falsa expectativa, pero puede ayudar a compensar parcialmente el déficit de mano de obra en el mercado laboral. Aunque no hay que ver la llegada de migrantes desde una perspectiva meramente economicista, sino también de acogida, de principios éticos y de integración.
– De hecho, los migrantes están contribuyendo a que la tasa de natalidad no sea aún más baja en Euskadi...
– Eso está ocurriendo ahora mismo: la tendencia a la baja se ha contenido por la contribución de las personas migrantes.
– ¿Qué más retos contempla la Agenda 2030?
– Las prioridades son las tres grandes transiciones: la energética, medioambiental y ecológica; todo lo que tiene que ver con la transformación económico-digital; y la transformación social y demográfica de la que hemos hablado.
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