Juanito Muguerza, el legado del primer campeón

(...) A lo largo de todo el trayecto se había estacionado una abigarrada muchedumbre, formando legión los 'chirrindularis', que acompañaron a los corredores desde la meta de salida hasta la de llegada, situada en el Paseo de la República Argentina, absolutamente colmado por aficionados enfermos de pasión. Ganó por unos metros Juanito Muguerza, registrando el crono el siguiente tiempo: 1 hora, 17 minutos, 50 segundos. (...) El triunfo de Muguerza constituyó el más rotundo mentis para los que dudaban de su adaptación a las pruebas de gran fondo».

Así reza el recorte de periódico, ya amarillento, que Mila Arnaiz Muguerza conserva en su casa de Tolosa, guardado con mimo en una carpeta, apilado junto a otros recortes y varias fotografías. Es la crónica de la primera edición de la Behobia, el 30 de marzo de 1919, que ganó Juan Muguerza, su abuelo. No le conoció, Muguerza murió en 1937 en la Guerra Civil, en un bombardeo cerca de Mungia. Tenía 37 años. «Mi madre tenía 14 años cuando el abuelo murió. Siempre me contaron que era muy deportista, que ganó la Behobia, que incluso llegó a hacer pértiga... nació en Elgoibar y vino a Tolosa a trabajar como chófer del dueño de la papelera. Aquí formó su familia. No lo conocí, pero es algo muy bonito poder guardar todo esto».

Muguerza nunca hubiese imaginado que dejaría un legado que hace que, cuando se cumplen más de 80 años de su fallecimiento, su nombre siga presente en la memoria de todos los aficionados al atletismo.

Nadie fue capaz de batirlo en una pista de atletismo durante seis años. Con 17, fue campeón de España de 1.500 m y de 5.000 m por primera vez, títulos que revalidó cada año hasta 1923, cuando tuvo que parar forzosamente su carrera deportiva para ir a la Guerra de África. También fue campeón de 800 m e incluso de 110 m vallas, prueba en la que dejó una curiosa anécdota. Registró la que hoy es la peor marca de la historia obtenida por un campeón de España en esta disciplina, 23.7 segundos. Está claro que lo suyo eran las carreras de fondo, tenía 19 años cuando se llevó la victoria en la Behobia.

Pero aún más curioso es su inicio en el atletismo. En este paseo por su vida, además de su nieta Mila, nos acompaña su biznieta, Alazne, que rebusca entre los recortes que guarda su madre. «Tenemos entendido que todo empezó por una apuesta», dice, y debajo de unas fotos, encuentra el documento que lo confirma.

«Era abril de 1917. Se anunció la llegada a San Sebastián de un fuerte equipo catalán para celebrar el 'match' Guipuzcoa-Cataluña, que resultó un éxito. (...) Entusiasmados los elementos de Eibar que con sus atletas acudieron a San Sebastián por los espléndidos resultados de los actos allí celebrados, consiguieron de los catalanes se celebrara una ligera 'reprisse' en la villa de las armas. Allí acudió Juanito engrosando el contingente de espectadores elgoibarreses. No consiguieron hacerse servir una comida por el gentío que a Eibar acudió, lo que hizo más fácil que abusaran un poco de la bebida. La cuestión es que de vuelta, en la estación ya, llegando hasta el formidable corredor catalán Pedro Prat, tuvo el atrevimiento de increparle. «¿Tú eres Prat, el invencible corredor?» El atleta catalán por toda respuesta, saca de su cartera una postal con su hermosa figura cuyo título pone 'Campeón de España'. El osado rapaz vuelve a decirle: «Yo no tengo tarjeta. Pero te ganaré la primera vez que corramos y te devolveré mi fotografía con Juanito Muguerza, campeón de España»'.

Resultó que Juanito pudo cumplir su promesa cuatro meses después y entregó a Prat, al que ganó dos veces ese mismo día, su tarjeta con el título de campeón de España escrito a mano. A partir de entonces, se volvió imbatible.

Todas esos éxitos, sumados a muchos otros, lo hicieron merecedor de un reconocimiento en su pueblo. La tradición del barro, las cuestas, el cross en estado puro: una de nuestras pruebas más emblemáticas lleva su nombre. El Cross de Elgoibar, antes en Lerun ahora en las campas de Mintxeta, el memorial Juan Muguerza. Una cita a la que su familia lleva sin faltar desde hace más de 50 años.

Mila Arnaiz no puede contener la emoción cuando le preguntamos qué significa para ella llevar más de medio siglo entregando el trofeo a los ganadores de la categoría absoluta. Ha sido la encargada de poner la txapela a fondistas que han marcado la historia del atletismo, como Kenenisa Bekele, Paul Tergat, Gelete Burka, Leonard Komon, Florence Kiplagat o Conselus Kipruto.

Sonriendo a su madre, que aún se seca las lágrimas, Alazne cuenta que «para nuestra familia es algo increíble, no hay forma de agradecer lo suficiente un reconocimiento como ese. Nosotros no venimos del mundo del atletismo, lo hemos conocido gracias al aitona. No hay palabras para explicar qué supone ver atletas en Elgoibar que hemos visto por la tele en los campeonatos del mundo y saber que están corriendo un cross que lleva el nombre de nuestra familia. Es impresionante darse cuenta de que, habiendo pasado tantos años, la gente lo sigue recordando. Y en eso, el pueblo de Elgoibar tiene un papel importantísimo».

Un pueblo que quizás vea a otro Muguerza llevarse un trofeo pronto. «Igual que yo lo he vivido desde pequeña, mis hijos lo están haciendo también», dice Alazne. «No sabemos si querrán hacer atletismo o no, pero la última edición corrieron en Mintxeta y fue un momento muy emotivo. Si hay algo en todo el año que no nos podemos perder, es el Cross de Elgoibar».

Aunque este año, han sumado a su calendario una cita más. Mañana, la familia de Juan Muguerza estará en la línea de meta de la 55 Behobia San Sebastián, el año en el que se cumplen cien desde que su abuelo se llevó el primer trofeo.