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La huelga del transporte, que cumplió este lunes su octavo día, está dejando atrás un reguero de empresas que se están viendo obligadas a parar de forma temporal por la falta de suministros. Si el pasado sábado era Papresa de Errenteria la que anunciaba una detención de su actividad, este lunes ha trascendido la afección sobre otra compañía emblemática, CAF. Y todo apunta a que de continuar el conflicto no será la última, porque todas las papeleras están modulando su producción, lo que podría derivar en más suspensiones de actividad.
La huelga del transporte, secundada en Euskadi y Navarra por Hiru, y en el conjunto del Estado por transportistas autónomos y pequeñas empresas, podría provocar una fuerte onda expansiva en caso de prolongarse en el tiempo, tal y como ya alertó Confebask la semana pasada y también la consejera de Desarrollo Económico, Arantxa Tapia.
Este lunes se sumó a este grito de auxilio el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, quien también incidió en que de continuar la huelga, se verán obligadas a parar muchas empresas. Pero por ahora el conflicto no tiene visos de arreglarse.
En el caso de CAF afectará a la línea de flotación; es decir, al grueso de su actividad, que es la fabricación y acabado de vehículos, tanto de la planta de Beasain como de la de Irun. En ambos casos la compañía ha anunciado que pararán desde este miércoles por el problema de suministros. Según confirmó la empresa a este periódico «empiezan a vislumbrarse ya ciertos problemas de materias necesarias para la fabricación y el montaje de trenes».
Una situación, añaden, que si no cambia en un plazo muy breve –se refieren a este martes– obligará a la empresa a parar esta actividad. La compañía informó el pasado jueves al comité de empresa sobre esta decisión, aunque no trascendió hasta este lunes. Hay que recordar que esta es la actividad tradicional de la empresa beasaindarra, a la que ha ido sumando en los últimos años otros muchos negocios. La división de fabricación y acabado de trenes da empleo al grueso de las plantillas de Beasain e Irun. La compañía no supo especificar este lunes este dato, aunque fuentes sindicales indicaron que afectará a buena parte de la plantilla. En la factoría de Beasain trabajan 2.500 personas y en Irun 300.
La empresa tiene previsto que esos días se recuperen, ya que no se cubrirán con la bolsa de horas. No especifica el modo, ya que apunta que se tendrá que acordar con el comité de empresa. Sin embargo, desde la sección sindical de LAB, mayoritaria en la compañía, indican que hay discrepancias entre la dirección y el comité de empresa respecto al modo en que impactará en los trabajadores. Así, los representantes de los trabajadores señalan que aunque no niegan que haya problemas de suministros, no tiene por qué impactar sobre la totalidad de la actividad de esa división, ya que consideran que no tendrían por qué parar todos esos empleados, «solo los que no tienen trabajo». También discrepan respecto a que los trabajadores tengan que recuperar esos días, ya que indican que según establece el convenio del Metal de Gipuzkoa, del que cuelgan, los empleados tienen derecho a cobrar una parte, mientras que el resto no se recuperaría.
En cualquier caso, todos esperan que la actividad no se detenga muchos días y que se pueda retornar cuanto antes a la normalidad. Eso sí, desde la compañía indicaron que en ningún caso afectará a la entrega de ningún pedido, ya que los plazos son lo suficientemente largos para que no tenga ninguna incidencia.
Esta parada se suma a otra con menor impacto, como es la de la sección de fabricación de ruedas de Beasain, que paró el pasado jueves. Un alto en la producción que se prolongará hasta este martes y que afecta a 58 empleados. En concreto se trata de las áreas de forja y de tratamiento térmico de las ruedas. Con todo, esta parada no estaba motivada por la huelga del transporte, sino por el elevado coste de la energía. Y es que estas instalaciones son las que más consumo energético tienen en la planta del Goierri.
La compañía indicó que se trataba de «un replanteamiento» de la actividad ante el incierto escenario energético». En este caso, el personal adscrito a esas tareas fue recolocado de manera temporal en otras ocupaciones. «Es una planta grande, y en Beasain hay muchas tareas y muchas actividades para acometer», señalaron.
Mientras la huelga del transporte está suponiendo la puntilla para algunas empresas, otras siguen lidiando con el alto coste de la electricidad, como es el caso de las cementeras. El grupo FYM-HeidelbergCement, al que pertenece Cementos Rezola, dio a conocer ayer que suspende la actividad de su planta de Málaga hasta final de mes por el «inasumible» costo de la energía. La compañía alemana cuenta en Euskadi con dos plantas, la de Añorga y otra en Arrigorriaga. Ayer indicaron a DV que por el momento no está previsto que se detenga ninguna de ellas, que además, acaban de reiniciar su actividad tras una parada por mantenimiento. Aunque advierten que la situación puede cambiar en cualquier momento.
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