Javier García Cogorro

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Javier García Cogorro
Javier García Cogorro (Madrid, 1963), presidente de Viralgen y socio fundador del fondo Columbus, es uno de los actores clave en la futura remodelación de ... Illunbe, que acogerá a partir de 2026 un polo biotecnológico. El vehículo inversor de capital riesgo de Cogorro invertirá 80 millones en un nuevo edificio empresarial que albergará a varias firmas punteras del sector. En esta entrevista describe las claves del próximo proyecto que revolucionará la economía de la ciudad y también los ejes del futuro. «La biotecnología genera arraigo y será el futuro de la estrategia de Gipuzkoa», vaticina.
– ¿Por qué se elige Donostia para la implantación de este polo?
– Porque creemos que este tipo de instalación es necesaria. Como dijimos en la presentación, había un montón de opciones, pero aparte de los proyectos, del talento y de la posibilidad de invertir, lo que no tienes son espacios para la implantación de estas empresas.
– ¿Cómo fue la negociación?
– Llevamos trabajando ya más de un año sobre un proyecto de este estilo, pero la negociación fue muy rápida. Como habéis visto, el proyecto está muy bien definido. Eso son meses de trabajo, de desarrollo, de planteamientos, de trabajo en la arquitectura...
– ¿Cuándo empezarán las obras de derribo en Illunbe?
– En una semanas.
– La inversión asciende a 80 millones. ¿Todo ese dinero es capital privado?
– No, hay un apalancamiento con bancos. Hay parte de capital privado y parte de apalancamiento bancario. Todavía estamos cerrando el tema de la financiación bancaria.
– Una de las ideas que se escuchó en la presentación de la firma del convenio es que las empresas extranjeras estaban interesadas en venir a Gipuzkoa porque les resultaba «barato». ¿A qué se refiere?
– En este ámbito nos referimos a empresas que compiten en el mercado mundial y con tecnologías muy innovadoras. Son tan productivas como puedan ser en Boston o en California, pero los costes de desarrollarlos aquí son más baratos. Sin querer decir por ello que aquí se estén pagando malos salarios. Por otro lado, hay un elemento súper importante.
– Dígame.
– La rotación de personas. En Estados Unidos es del 30 o 35% al año, lo que tiene un coste. Es una falta de competitividad porque tienes que empezar de cero y es un componente inflacionario también para el mercado. La suerte que tenemos aquí es que tenemos a talento. Y, además, quiere seguir trabajando en Donostia y eso hace que la rotación sea menor. Es el momento de aprovechar esa situación para poder traer negocios aquí que realmente tienen esa vocación de crecimiento y que están buscando estabilidad.
– ¿Qué empresas vendrán?
– Del sector de biociencias, que trabajan en áreas de manufactura, empresas con potencial. De aquí y de fuera. En general, en este sector hay empresas muy especializadas. Serán de industrias avanzadas, tecnología cuántica, biotécnicas, muy orientado a manufactura y a procesos que no sólo tengan que ver con el desarrollo de una molécula, sino con el desarrollo de la industria.
– ¿Esta operación podría tener el impacto de Viralgen?
– Es distinto. En Viralgen hubo una empresa que se hizo con todo, que es una de las más éticas. Aquí estamos buscando un sitio para crear el desarrollo de empresas que puedan crecer en paralelo a la actividad del sector. No es comparable a lo de Viralgen. Esto es como un campus dentro del Parque dedicado a biociencias y a tecnología cuántica.
– (...)
– Este modelo de estructura singular implica que, principalmente las empresas, sin tener que hacer la inversión en el activo, puedan acometer inversiones más rápido y llevar al mercado de esta forma. Muchas veces se piensa en el edificio sin pensar que el edificio no es más que un fin. Es un medio para un fin, pero el problema es que muchas veces el edificio llega en una situación en la que no hay talento, no hay inversión, y lo que estamos haciendo es más o menos al revés. Estamos diciendo que ahora es el momento de hacerlo porque sí hay una masa crítica, sí hay la capacidad de inversión, sí hay talento. Es el momento de hacerlo.
– ¿Cuántos empleos se crearán?
– Es difícil saberlo. Va a depender de cada empresa y será una suma de componentes. Será mucha gente de aquí, pero también de fuera. De hecho, creo que es más importante trabajar con empresas de fuera para la posibilidad de ver cosas nuevas y de estimular el crecimiento local.
– ¿La biotecnología se puede convertir en un motor de nuestra economía?
– Bueno, todavía no es claro para mucha gente que lo sea, pero yo creo que se lleva trabajando hace 20 años en esta estrategia. En los últimos 7 años hemos visto un cambio importante. Ahora mismo la biotecnología, junto con otras tecnologías, van a hacer cambios en el modelo económico. Porque son actividades que perduran, que tienen un arraigo. Pensamos que esto es un poco el futuro de la estrategia de Gipuzkoa.
– ¿El capital privado es indispensable para acometer este tipo de proyectos? ¿Deben las instituciones locales realizar un mayor esfuerzo financiero?
–Yo creo que el esfuerzo financiero para traer estas empresas tiene que ser doble. El capital privado tiene que jugar un papel clave. Tenemos que conseguir también que el inversor extranjero vea el atractivo de invertir en escala. Y creo que eso se está consiguiendo por temas fiscales, por temas de calidad de vida. Creo que eso es clave. Pero, por otro lado, es clave también que las instituciones apoyen en todas las áreas de infraestructura. En todos los desarrollos de emprendimiento. En los desarrollos de creación de talento.
– (...)
– Hemos evolucionado mucho en los últimos cinco años y tenemos que volver a hacerlo en los siguientes cinco. No morir de éxito. Y pensar que es un mercado muy competitivo.
– ¿Han sido las instituciones locales facilitadoras?
– Muy facilitadoras. Yo solo puedo decir buenas cosas. Desde que llegué, la relación con las instituciones es muy positiva por dos motivos. Primero porque trabajan en una parte que normalmente a las instituciones les cuesta conocer. Porque esa parte es importante que la hagan las instituciones también junto con la entidad privada. Y segundo porque la interlocución es muy abierta y muy productiva.
– En plena negociación de la reforma fiscal, ¿qué medidas le parecerían interesantes?
– Cualquier apuesta que se haga tiene que favorecer el I+D. Es el gran motor de cambio del modelo productivo. Son las sociedades que van a tener un modelo productivo mejor. Mejores salarios, mejores estructuras, mejores posibilidades de contribuir al estado del bienestar a través de impuestos... Para mí, cualquier reforma fiscal que realmente quiera ser moderna y quiera anticiparse un poco a lo que va a pasar, tiene que estar mirando de forma muy positiva la inversión en I+D. Evidentemente, tiene que ir en la línea también de favorecer al inversor. Y de que el inversor no tenga activos improductivos.
– ¿Cómo afectaría la política arancelaria de Trump a la llegada de empresas extranjeras?
– Vamos a verlo. Yo creo que al final el mundo llegará a un punto de cohesión alrededor del conflicto de los aranceles, porque en este contexto global tienen poco sentido, pero aun así se pueden establecer. Tenemos que ser vigilantes también, porque es un tema preocupante. Al final, el arancel lo paga el comprador.
– La inversión en Illunbe incluye una Talent House. ¿Puede ser una forma de combatir la falta de talento?
– En realidad, el objetivo no es paliar ese déficit, sino ayudar a la persona que viene aquí a que monte una empresa. También a que buscar una vivienda no sea un problema, o si vienes tres o cuatro semanas no tengas que estar en un hotel. Yo al principio cuando vine tuve que estar en un hotel. Me costó mucho encontrar un sitio. ¿Cuántas plazas habrá en la Talent House? Entre 30 y 40.
– Usted llegó con Viralgen a la ciudad en 2017. ¿Cuántos empleados tenía?
– Éramos seis. Y ahora, ocho años después, somos 435.
– ¡435!
– Sí, sí. Al principio había bastantes ses, pero ahora el 90% del talento es local. Alrededor de 330 de esos empleados son guipuzcoanos. Y el 65% de ellos, mujeres.
– Volviendo al tema de la vivienda, usted también padeció el problema del cuando llegó a Donostia.
– Pues sí. Estuve en un hotel de San Sebastián unos nueve meses y luego me fui a un piso de alquiler en Amara. Allí estuve dos años. Si vienes del extranjero solo o con familia, es muy complicado. Nosotros trajimos mucho talento francés al principio y tenían que buscar un sitio para vivir. De hecho, en Donostia hay dos Talent House para científicos que están establecidas. Un buen concepto.
– ¿Ya se ha establecido en San Sebastián o sigue a caballo entre Madrid y Gipuzkoa?
– Ando a caballo entre Madrid y Donostia. Ahora paso aproximadamente el 50% en cada ciudad. Ahora estoy alquilado en otro sitio y dentro de unos meses ya tendré mi propia casa.
– Así que el Tambor de Oro tendrá su propia estantería...
– (Se ríe...) Ya se lo dije al alcalde, que al ganarlo un año tendría que revalidarlo y ganarlo todos los años... Estoy súper orgulloso de la ciudad, de sentirme donostiarra, y también de sentirme parte del futuro de la ciudad. Esto es lo que más me motiva. Estos proyectos ayudan a que vengan inversores, y mi papel básicamente es eso. Soy una especie de embajador de las bondades de Donostia. Y estoy encantado de poder hacerlo. Proyectos así hay muy pocos en Europa y en el mundo.
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