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El olor a quemado lo hacía intuir, pero una densa cortina de niebla impedía ayer comprobar la devastación causada por el incendio desatado el sábado en el monte Arastortz, en pleno Parque Natural de Aralar, y que quedó extinguido en la madrugada de ayer. Según la primera estimación realizada por la Diputación de Gipuzkoa, el fuego afectó a algo más de 25 hectáreas y sembró la alarma entre los vecinos de los caseríos que salpican este macizo que se reparte entre Ataun, Zaldibia y Lazkao. Una vez superado el «enorme susto» vivido el sábado al ver las llamas a un centenar de metros en algunos hogares, ayer varias voces coincidían, por un lado, en valorar la «gran labor» de los recursos movilizados para apagar el fuego y, por otro, en lamentar que durante la mañana del sábado «se pudo haber sofocado el incendio, pero se perdió un tiempo precioso y luego ya se descontroló todo», con cuatro focos que obligaron a multiplicar los esfuerzos humanos.
Tras dos días aferrados a las mangueras, los guardas forestales de la dirección foral de Montaña y Medio Natural, las brigadas contra incendios forestales y los Bomberos de Gipuzkoa dieron por apagado oficialmente el fuego a las 20.00 horas del domingo, informó Diputación. Un retén de siete personas vigiló que no se reavivara ningún foco, a lo que contribuyeron la lluvia y la niebla caída durante la noche, que humedecieron el terreno.
Al menos hasta la próxima semana no llegará el informe final de los daños ocasionados. «Lo principal es que no ha habido víctimas humanas», se felicitaban ayer en varios caseríos, como en Aralegi Goikoa, en la zona ataundarra de Aitzarte Aldea, donde sin embargo lamentaban la pérdida de «unas seis hectáreas» de pinar y hayedo. «No sabemos cuántas habrán ardido, porque el sábado no se podía pasar, el domingo estábamos cansados por el día vivido la víspera y hoy (ayer) no se ve nada con la niebla», señalaban sus propietarios, Juan y Cristina, quien el sábado fue una de las personas que alertó a SOS Deiak. A 30 metros de su vivienda, una piedra calcinada precipitada desde lo alto del mallo les recordaba el riesgo vivido el fin de semana.
Fueron más de 60 las personas que participaron en las labores de extinción, que se complicaron por la dificultad de acceder hasta las llamas –utilizaron mangueras de más de 400 metros de longitud– y también por las rocas que caían desde lo alto del macizo. «Los guardas, los retenes y los bomberos corrieron un gran peligro», reconocían en el caserío Amilleta, donde dieron algo de comer o beber a los recursos, y donde ayer celebraban el cumpleaños de una nieta y también haber salido indemnes del incendio, algo que no tuvieron claro el sábado. «Nadie sabía cómo iba a evolucionar el fuego. Por la tarde cogió mucha fuerza y la Ertzaintza nos dijo que preparáramos una maleta con enseres por si el fuego nos obligaba a abandonar el caserío». Al final no hizo falta, pero esa noche no dormimos».
Los testigos del infierno coinciden en que se originó poco antes de las 11.00 de la mañana. Diputación informó ayer que los bomberos recibieron el aviso «a las 11.20 horas», y la dirección de Montes y Medio Natural llevó a cabo la coordinación. «Para las 11.30 o poco más, ya andaban por aquí la Ertzaintza y bomberos», convenían en varios caseríos.
De la misma manera que vecinos de la zona, así como los municipios afectados valoran «el esfuerzo» del personal desplazado –en algún caso con 24 horas de empeño–, destilan un poso de amargura al entender que hubo una «falta de medios». Así lo manifestaron con sendos comunicados los ayuntamientos de Zaldibia y Ataun. El alcalde de este municipio, Martin Aramendi, lamentó ayer que «en toda la Comunidad Autónoma Vasca no tenemos un helicóptero preparado para echar agua desde el aire». Unos vecinos sostenían que «los guardas nos dijeron que habían estado pidiendo un helicóptero para acceder a la zona, pero todos habían sido movilizados a los incendios de Navarra».
Y los mismos guardas y brigadas –aseguran las fuentes consultadas– «estuvieron pidiendo el sábado por la mañana la colaboración de los bomberos, pero estos estuvieron al menos dos horas sin sacar las mangueras» porque «se lo impedía» el protocolo foral para incendios forestales –algo criticado también por Zaldibia y Ataun–, al deber «dar prioridad» a la defensa de viviendas y construcciones. De hecho, por la tarde fueron requeridos en varios caseríos al temer la llegada de las llamas. Desde los ayuntamientos y los vecinos, se tiene la sensación de que «si se hubieran activado todos los recursos para apagar el fuego desde el principio, los daños habrían sido mínimos. Durante varias horas, se pudo haber apagado el fuego, pero los guardas no podían por sí solos. Por la tarde el fuego cogió fuerza, se expandió, y ya fue tarde».
La Diputación respondió ayer a las críticas recibidas por parte de municipios como Ataun y Zaldibia y también de vecinos de las zonas afectadas sobre la supuesta tardanza de los Bomberos de Gipuzkoa en sumarse a los guardas forestales a la hora de sofocar el incendio, pese a que se encontraban en las inmediaciones con las mangueras sin activar, cuando el fuego aún no había alcanzado toda su magnitud. Fuentes forales aseguran que «se cumplió el protocolo» y los recursos actuaron de modo «coordinado». Apuntan que en los fuegos en áreas boscosas, de inicio la tarea de extinción corresponde a los guardas forestales, dependientes de la dirección de Montes y Medio Natural, mientras que los recursos de bomberos «darán prioridad a la defensa de viviendas, construcciones, instalaciones, etc., pero si esta se lo permitiese colaborarán activamente en la extinción de la masa forestal».
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