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En los últimos años la muerte perseguía a Tomasz M. D., el hombre polaco de 49 años que murió este miércoles en un piso de ... San Sebastián tras ser golpeado con una pala de frontón por otro varón. Hace justo tres años su vida pendía de un hilo en el hospital, donde ingresó tras recibir una paliza por parte de tres okupas en un pabellón de Hernani. El cirujano que le operó aseguró en el juicio que tenía un 4% de posibilidades de sobrevivir, dadas las graves lesiones que presentaba en la cabeza. Lo hizo, y sus agresores fueron condenados por intento de homicidio en un juicio que se celebró el año pasado en la Audiencia de Gipuzkoa. Pero una vez más una discusión con el consumo de drogas como trasfondo le acabó implicando en una agresión de la que esta vez no ha salido con vida.
Su cadáver fue hallado por agentes de la Ertzaintza en un tercer piso de la calle Mikeletes 8, en el barrio de El Antiguo de San Sebastián, donde acudieron tras ser alertados de que se estaba produciendo un grave altercado. Tomasz vivía en ese inmueble con otro compañero polaco y con el dueño del piso, J. Z., guipuzcoano que alquilaba sus habitaciones. Los desencuentros entre Tomasz y J.Z. eran continuos. El primero se dedicaba al parecer al trapicheo, y ambos consumían estupefacientes. La noche del martes al miércoles se produjo una fuerte discusión, hasta el punto que J.Z. cogió presuntamente una pala de frontón y comenzó a golpearle en la cabeza hasta causarle la muerte. Aunque arrojó el arma por la ventana, la Ertzaintza logró recuperarla. Cuando los agentes llegaron a la casa pasada la medianoche, el presunto homicida estaba junto a Tomasz, que yacía en el suelo sin vida y presentaba graves lesiones en la cabeza. Tanto J.Z. como el otro inquilino fueron detenidos por su presunta implicación en el crimen. Tras dos días en la comisaría de El Antiguo, donde llevan la investigación del caso, ayer por la tarde pasaron a disposición judicial.
Los golpes que recibió en la cabeza, pero aquella vez con un patinete, casi le provocan la muerte en abril de 2021. Tomasz vivía de okupa en una zona de pabellones abandonados del barrio de Zikuñaga, en Hernani. Allí solía juntarse con otras personas a beber alcohol y consumir droga. La noche del 16 de abril inició una discusión con un hombre con el que tenía rencillas anteriores. La novia de este escuchó alboroto y cogió un patinete y golpeó a Tomasz en la cabeza.
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La pareja siguió golpeándole hasta que lo dejaron inconsciente. El hombre le ató las manos con unas bridas, lo metió en una saca y lo cargó en el maletero de su vehículo, con la ayuda de un tercer varón. Entre ambos lo trasladaron a un caserío abandonado, donde lo dejaron abandonado y moribundo. Día y medio después un amigo, que había escuchado la historia de la agresión, acudió al lugar y lo encontraron con un hilo de vida. Tenía el cráneo roto, y fue necesario la implantación de una malla de titanio para su reconstrucción. También le rompieron la nariz, el pómulo y la mandíbula. Estuvo un mes en coma inducido y tardó 423 días en recuperarse.
Tras el juicio que se celebró el año pasado en la Audiencia de Gipuzkoa, la pareja fue condenada a 8 años de prisión por intento de homicidio, y el hombre que les ayudó a trasladar el cuerpo a 4 años y 4 meses de cárcel como cooperador necesario.
En aquel juicio compareció Tomasz, quien habló al tribunal de las secuelas que le habían quedado por la paliza. «Veo borroso. A veces parece que la cabeza me va a estallar». Además indicó que tomaba tranquilizantes porque se ponía «violento» e «insultaba a la gente». Por otro lado relató cómo había llegado a España hace 30 años, y que durante un tiempo vivió en Ibiza, donde trabajaba como traductor de polaco, checo y ruso para juzgados y la policía, pero tras dejarlo con su novia se trasladó a Donostia en 2010. Solo esperaba poder «recuperar» su vida anterior a la agresión.
Era un hombre grande, corpulento, que pesaba unos 100 kilos. Los vecinos de la calle Mikeletes decían que era una persona «muy seca», «un hombre de complexión muy fuerte y descuidado».
El otro crimen que investiga la Ertzaintza desde hace casi una semana sigue sin autor conocido. Se trata del caso de un hombre, marroquí de 41 años, que fue hallado muerto en una zona de huertas de Irun el pasado domingo. El varón presentaba evidentes signos de violencia en su rostro, y el homicidio se produjo de madrugada, dado que su cuerpo fue hallado sobre las 8.00 de la mañana. Las pesquisas policiales se centran en revisar las cámaras de vigilancia de la zona, además de analizar las evidencias obtenidas en el lugar del crimen. Por el momento no se descarta que los hechos fuesen cometidos por más de una persona.
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