Hondarribia y Zierbena lucharán por la bandera de La Concha tras la sanción a Urdaibai

La Bandera de La Concha, la regata más sagrada en el escenario más tradicional, despertó una de las viejas esencias del remo. La polémica. Todo parecía ajustarse a los parámetros de una edición llamada a ser histórica con varias traineras luciendo galones junto a la estacha de salida. Bermeo y Zierbena volaban con el viento de cola en el largo de vuelta para ir recortando décima a décima la sustancial ventaja con la que Hondarribia había finiquitado la primera tanda tras un regatón. Las dos embarcaciones vizcaínas se acercaban a la isla cuando colisionaron sus palas en la calle 'galipa'. Fue un breve instante. Apenas tres paladas en las que los tres remos de babor de la proa 'galipa' se tocaron con los tres de estribor de la popa 'txo'. Un lapso que terminó grabado a fuego en la conciencia de los protagonistas y que marcó con la misma intensidad el desenlace del próximo domingo.

Aunque en la meta Zierbena, Urdaibai y Hondarribia acabaron separadas por solo 86 centésimas, los jueces aplicaron a la Bou Bizkaia el artículo 64 del código de regatas de la Federación Vasca. Establece la adjudicación del tiempo de la última clasificada (San Pedro) incrementado en 15 segundos. En la práctica, los entrenados por Joseba Fernández acabaron a 49.44 segundos, fuera por tanto de la tanda de honor que completarán Santurtzi y Cabo. Ni con la sanción pudo Orio -más gris que amarilla ayer- huir de la primera tanda del domingo junto a los 'txo', Donostiarra y San Pedro, que cumplieron con creces a menos de veinte segundos del tercer puesto.

La San Nikolas fue la cruz guipuzcoana. La Ama Guadalupekoa, la cara después de una actuación magistral. Salvo un maremoto o una nueva colisión, la bandera es cosa de dos. Zierbena reta a Hondarribia en su aspiración a su primera Concha tras cazar a Bermeo. Los 'galipos' tendieron una trampa a los bermeotarras, y estos cayeron en ella.

El percance sacó de los focos a Hondarribia, que se exhibió en la primera tanda para realizar una contrarreloj de largo y medio sin más referencia que el espejo de agua en el que se reflejaba una remada perfecta.

Contra todo pronóstico, la Ama Guadalupekoa se quedó sin rival en su manga por una calle cuatro que tampoco parecía la más apropiada para salir. Se juntó todo. De entrada, que Orio no engranó pese a ir por la calle uno, bien protegida del viento del este a los pies de Urgull. La San Nikolas fue de nuevo esa trainera atenazada, sin chispa, ni soltura, ni capacidad de reacción para al menos salvar los muebles, como el sábado de Zarautz. Y sobre todo, coincidió que Mikel Orbañanos sacó la alineación que ganó el Campeonato de Gipuzkoa, repitió en Getxo y tres días después en el Campeonato de Euskadi para convertirse en el bloque de los días de guardar.

Con la fuerza y la confianza que da saber que la fórmula funciona, los verdes se ajustaron a un ritmo de 32-33 paladas, con los que el bote despega más que navega. Con la misma cadencia, Orio no carburaba y se limitó a una pugna con Cabo y San Pedro que no conducía a la bandera pese a la notable actuación de gallegos y pasaitarras.

A la vuelta Hondarribia siguió a lo suyo con 14-15 segundos de renta y Cabo desquició a Orio. Gorka Aranberri quería recostar el bote sobre la corriente que empujaba a estribor, pero se encontró con la oposición de Óscar Hermo en la calle dos. El zarauztarra recibió un aviso del juez. Optó por pasar a Cabo por delante de la proa amarilla para al fin poder cruzar el campo. Los gallegos terminaron la regata cogiendo dos o tres olas por la calle uno, para colmo de los aguiluchos.

Desde la maniobra entre Cabo y Orio, Hondarribia apenas pudo abrir más hueco. Crecidos, los verdes aún quisieron dar una vuelta de tuerca más. Entraron en la bahía a 46-47 paladas, pero el aumento de cadencia no se plasmó en el reloj.

En la segunda tanda, el viento roló de este a nordeste. Zierbena y Bermeo eran conscientes de que necesitaban bordarlo para batir a Hondarribia. A Santurtzi y Donostiarra solo les quedaba apretar los dientes. En el primer largo, 'galipos' y 'txos' no pudieron con el crono bidasotarra.

Los de Bermeo trataron de romper la regata abriendo un par de segundos sobre los de Zierbena, pero llegaron a la baliza a la par, a cuatro segundos de la Ama Guadalupekoa. La maniobra 'galipa', muy cerrada, desveló su estrategia de privar a la Bou Bizkaia de poder ir a estribor.

Poco a poco, ambas fueron dejándose llevar por la mar, hasta que Zierbena acabó en la calle 'cinco'. Pero se acercaban a la isla. Debía regresar a babor, para evitar el rebote de las olas. En su camino, se encontró en su calle a Urdaibai, que ya había recibido un aviso para ir a babor. Sus remeros también alertaron de la llegada de Zierbena a su joven patrón de 22 años, Eneko Bilbao. Ya era tarde. La colisión apenas perjudicó a los 'galipos', que no dejaron de remar, pero la inocencia 'txo' les costó cara: quince segundos más que el último clasificado, por una acción que en la ACT habría supuesto solo tres segundos de sanción.

Urdaibai criticó que el reglamento de la Federación Vasca está «obsoleto». Data de 2010, pero en diciembre de 2017 se llevó a la asamblea un borrador que recogía varios cambios como este, pero fue rechazado por los asambleístas. Así que el remo tiene lo que aprueba.

La bandera se la jugarán Zierbena y Hondarribia. Dos estilos antagónicos. Los verdes lucieron diez canteranos y los marrones solo uno, Iker Pascual, fichado este curso de Kaiku. Pero en el futuro solo se recordará quién ganó en 2018.