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J. Cano
Málaga
Sábado, 24 de mayo 2025, 00:18
La conocen como 'papel' o 'papelito' por el modo en que se presenta: un simple y, aparentemente, inofensivo folio. La sustancia estupefaciente, una droga sintética, ... está impregnada en él, por lo que resulta prácticamente indetectable para las autoridades porque puede entrar en el centro penitenciario como una simple carta. Es la nueva droga de moda en las cárceles y hace estragos entre los reclusos por sus devastadores efectos para la salud, que incluyen la muerte.
El presidente de Tu Abandono Me Puede Matar (TAMPM), Manuel Galisteo, muestra su preocupación por la popularidad de esta sustancia. El folio impregnado de droga se vende por 1.000 euros y de él se pueden sacar numerosas dosis. Para consumirlo se rompe un pedazo -un papelito- y se mezcla con tabaco para fumarlo. «Tiene un efecto potentísimo», apostilla.
Cuenta Galisteo que los folios contienen drogas K, que surgieron de un experimento en la década de los noventa para producir de forma sintética sustancias terapéuticas a partir de la marihuana. Pero el resultado fue 100 veces más potente e intenso que la marihuana. Produce paranoia y taquicardias, acompañadas de una desconexión de la realidad que llega a paralizar el cuerpo. Entre sus efectos secundarios figuran la agresividad, la paranoia, la arritmia e incluso la muerte.
Incluso hay quien la ha denominado ya 'la droga zombi', sólo superada por la pirovalerona, otro psicotrópico de laboratorio conocido como 'la droga caníbal'. Son tan peligrosas para la salud que hasta los narcos tiene recelos de traficar con ellas porque les coloca en la diana de la Policía.
Una de las más populares dentro y fuera de las cárceles es la K2, conocido como 'spice'. La dificultad para detectarla radica en que los 'papelitos' entran impregnados con diferentes variantes de la droga K, que llevan asociados números. «Los compañeros de laboratorio idearon un método para detectar la K3, pero cuando empezamos a usarlo ya iban por el 9», lamenta Galisteo.
Frente a los móviles, el tráfico de drogas sigue siendo uno de los principales problemas dentro de las cárceles. «Hachís, heroína y cocaína son las que más requisamos en los cacheos habituales, aunque también entran pastillas camufladas entre la medicación que tienen autorizada», aclara el portavoz de Acapi-UGT, Joaquín Leyva.
El menudeo en las prisiones requiere apoyo exterior. Galisteo lo explica: «El pase de la droga se produce dentro del centro, pero el pago se suele realizar fuera. Alguien del entorno del comprador hace un bizum a alguien del entorno del vendedor». Así es mucho más difícil rastrear la mercancía e intervenirla.
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